26/04/2024

Blas de Lezo, Mediohombre

Nació el 3 de febrero de 1689 en Pasajes de San Pedro, siendo el cuarto de diez hermanos. Su vocación personal y la tradición familiar era marinera. Al ser la ciudad sede de la Real Compañía GuipuzcoanaAcción de la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas, Madrid, 10 de diciembre de 1729Wikipedia de Caracas, que se dedicaba al comercio con Venezuela y de paso, a luchar con el contrabando ilegal de los holandeses, malditos holandeses, siempre dandola murga. En su juvetud fue enviado a aprender las nociones básicas marineras en L’École Royal en Francia, ya que la Armada española estaba en un estado lamentable por no decir inoperativa en su totalidad.

Retrato del vicealmirante Don Blas de Lezo
Retrato del vicealmirante Don Blas de Lezo

Con sólo 15 años, mostró un coraje innato en la batalla de Vélez Málaga, el mayor combate naval del conflicto entre los partidarios del archiduque Carlos de Austriaarchiduque Carlos de Austria o Carlos III de España archiduque Carlos de Austria o Carlos III de España Wikipedia y los de Felipe VFelipe V de España, el «Animoso»Felipe V de España, el «Animoso»Wikipedia de Borbón, y lo hizo con el rango de guardia marina en la Armada franco-española.

En 1704, el 24 de agosto exactamente, el almirante George RookeAlmirante de la Flota Sir George RookeAlmirante de la Flota Sir George RookeWikipedia de la armada anglo-holandesa al frente de 68 navíos se dirigían a conquistar Gibraltar. Les esperaba una fuerza francoespañola con 51 navíos, seis fragatas, 12 galeras y 19 buques de guerra. Ninguno consiguió vencer al otro, aunque, eso sí, las bajas fueron numerosas para ambos bandos. Los dos contendientes consideraban que habían salido del encuentro victoriosos, pero si tenemos en cuenta que Gibraltar sigue estando en manos británicas, alguien sí perdió la batalla, aunque no lo quisiera reconocer.

Lezo estaba destinado en el navío Foudroyant, al mando de Luis Alejandro de BorbónLuis Alejandro de Borbón (1678-1737)Luis Alejandro de Borbón (1678-1737)Wikipedia, hijo de Luis XIV , el rey mofeta. Su misión era supervisar la artillería y entando en la faena, una bala enemiga le arrancó la pierna. Aun así, siguió en su puesto hasta que finalizó la batalla. El destrozo era monumental y el tiempo no jugó a su favor lo que motivó la amputación del miembro, sabiendo que, en aquellos tiempos no existía anestesia y que la operación se realizó en el mismos lugar del accidente, en el barco.

Un año después, tras la recuperación, Lezo se reintegra a su puesto en la marina con su nueva pata de palo. Incluso rechazó ofertas palaciegas ya que el conde de Toulouse, fue testigo de cómo la misma bala que destrozó la pierna de Lezo hizo que unas astillas cortaran la corbata de Luis Alejandro de Borbón y, viendo la valentía de Lezo, le propuso que entrara como asistente de cámara en la Corte de Felipe V, pero este tipo de vida no era para él para nuestro Mediohombre.

Ascendió a teniente de navío y fue destinado a Tolón, al sur de Francia. En la batalla de la defensa del castillo de Santa Catalina fue donde perdió la visión del ojo izquierdo.

En 1714, una vez separadas las Armadas francesa y españolas, participó en la batalla final del asedio de Barcelona al mando del Campanella, un buque de 60 cañones de origen genovés cuya finalidad era evitar el abastecimiento de la ciudad. Durante los bombardeos sobre la Ciudad condal, recibió un balazo en el antebrazo derecho, dejándoselo inútil, excepto la mano. Contaba entonces 25 años y ya estaba maltrecho, pero eso no parecía ser un problema.

Mapa de las operaciones británicas en el mar Caribe durante la Guerra del Asiento
Mapa de las operaciones británicas en el mar Caribe durante la Guerra del Asiento

Durante los siguientes 12 años se dedicó a perseguir contrabandistas en el pacífico y se encargó de reorganizar La Armada del Mar del Sur, que se dedicaba a escoltar barcos repletos de plata desde El Callao a Panamá. Durante este tiempo tuvo que lidiar con los abusos del virrey del Perú, el marqués de CastelfuerteJosé de Armendáriz y Perurena, primer marqués de Castelfuerte José de Armendáriz y Perurena, primer marqués de Castelfuerte Wikipedia. La diplomacia y quedarse viéndolas venir no era el punto fuerte de Blas de Lezo. Los virreyes de América estaban acostumbrados a asignar a dedoSignifica por designación personal, se elige directamente, aunque se suele utilizar para criticar este tipo de contratos que no se someten a concurso público su personal de confianza y Lezo no pertenecía a ese estatus, además de que denunció algunas de estas artimañas, en concreto la de un sobrino del virrey que ejercía el cargo de maestre de plataEn los antiguos buques de la carrera de Indias, maestre que tenía a su cargo la recepción, conducción y entrega de la plata que de allá se enviaba a España. El encargado de todo lo que en moneda o barras, o en cualquier otro sistema, se conducía o transportaba de Indias, con obligación de entregarla a sus respetivos dueños sin menoscabo alguno mediante el tanto por ciento del premio que se le abonaba., puesto de tesorero mayor que se dedicaba a controlar los ingresos generados por el comercio marítimo, y éste se dedicaba a surtir de efectivo de dudosa procedencia a su tío. El virrey, molesto con Lezo le quitó unidades de la escuadra y le amenazó con un juicio público para desprestigiarlo. Al final sólo quedó en un relevo de su puesto.

Imagen que muestra todas las heridas de Blas de Lezo

En 1730, destinado en Génova, ciudad conocida por la abundancia de prestamistas, se le encargó la reclamación de 2 millones de pesos que la real hacienda había depositado en los bancos de la ciudad. Como ser sutil no era lo suyo, colocó un reloj de arena en la mesa, no sabemos la cantidad de tiempo que media, y le dio la vuelta advirtiendo a los senadores genoveses que si cuando caía el último verano la deuda no había sido saldada, hasta el último rincón de la ciudad iba a ser bombardeado. Por supuesto que pagaron inmediatamente.

Hemos de indicar que Blas de Lezo tenía una especie de protección por parte de José PatiñoJosé Patiño y RosalesJosé Patiño y RosalesWikipedia, novicio de los jesuitas al que fue encargada la tarea de reconstruir el poder naval de España por Felipe V. Antes de la Guerra de SucesiónGuerra de sucesión españolaGuerra de sucesión españolaWikipedia, los astilleros españoles eran inexistentes. En Cartagena sólo había un puñado de galeones consumidos por los años. Lo que se hizo fue unir la flota española y la francesa. Patiño se encargó de reunir todos los barcos que había desperdigados por todo el mundo, además de, fundar los astilleros de CádizAstillero de Puerto RealAstillero de Puerto RealWikipedia o Ferrol con el fin de hacer grande nuestra armada naval.

Blas de Lezo, también conocido como anka motz, «pata corta» o «pata mocha», en euskera entre la marinería, fue segundo al mando en la expedición española encargada de recuperar Orán en junio de 1732. El bey Hassan aprovechó la distracción que tenía Felipe V con la Guerra de Sucesión para apropiarse de ella. Francisco Cornejo y Blas de Lezo a bordo del Santiago llevaron a cabo un desembarco con 30 000 soldados, finalizando con la recuperación de la ciudad y pasados dos meses escasos Blas de Lezo arribaba al puerto de Cádiz.

Poco después hubo una rebelión en Orán lo que obligó a Lezo a regresar, demostrando gran valor, una vez más, introduciéndose bajo el fuego enemigo sin miramientos, tomando posesión y afianzando la plaza. Continuó usando Túnez hacia La Galita con la intención de convencer a las fuerzas hostiles que no apoyarán en sucesivos levantamientos en la ciudad de Orán.

Por los servicios prestados al rey lo ascendió a teniente general en 1734 a la edad de 47 años. En 1737 abandonó la corte como vigía de la entrada al Golfo de Darién en tierras del Caribe.

En 1732 Julio León Fandiño, capitán de La Isabella confiscó un barco al contrabandista Robert Jenkins. El capitán español le cortó una oreja al inglés advirtiéndole de: «Ve y dile a tu rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve». Esto que estamos comentando no está comprobado, pero como sabemos muchas hostilidades han empezado por nimiedades. El caso es que el desorejado guardó en un tarro una oreja durante más de siete años y, llegado el momento, hizo alarde de ella delante del parlamento británico para mostrar lo bestias y salvajes que podíamos llegar a ser los españoles. En un alarde de imbecilidad supina, Robert WalpoleRobert WalpoleWikipedia escucho sus lamentos y declaró la guerra a España.

Sátira británica de 1738 en la que aparece el león inglés atacando un arado tirado por esclavos que representa el sistema colonial español. Al fondo se puede ver a Fandiño cortándole la oreja a Jenkins y a un barco británico en plena batalla con uno español.
Sátira británica de 1738 en la que aparece el león inglés atacando un arado tirado por esclavos que representa el sistema colonial español. Al fondo se puede ver a Fandiño cortándole la oreja a Jenkins y a un barco británico en plena batalla con uno español.

Los británicos, que estaban locos por enzarzarse con los españoles, se sentían ninguneados por el Tratado de UtrechtTratado de UtrechtTratado de UtrechtWikipedia, de 1713, por el que se ponía fin a la Guerra de Sucesión. Gran Bretaña se había asegurado la posesión del peñón de Gibraltar y Menorca, así como los llamados «asiento de negros» y «navío de permiso». Durante un período de 30 años, la empresa South Sea Company estaba autorizada a llevar 4800 esclavos anuales al Río de la Plata a cambio de ceder a la Corona Española el 25 % de las ganancias. Los ingleses además una vez al año podían enviar buques de 500 toneladas a la América española que se denominaba «navío de permiso», con el que podía comerciar libremente en la zona.

Como los españoles se habían reservado el derecho de inspeccionar los barcos británicos a su libre albedríoSignifica que podían elegir cualquier barco e inspeccionarlo; sin especificar, sin explicaciones y por elección a dedo. cuando se acercaban a las costas americanas, por lo visto no se pudo evitar el incidente de la oreja de Jenkins. Cuando Felipe V decidió suprimir el «derecho de asiento» y el «navío de permiso», los ingleses ya habían hecho todos los cálculos posibles para enarbolar sus banderas en la guerra con España. Una escuadra al mando del almirante George Anson haría de cuello de botella en el tráfico comercial en el Océano Pacífico, mientras una expedición combinada de la Royal Navy y el ejército atacarían las posesiones españolas en el Caribe.

Walpole, político hábil, consiguió cargar el muerto a un adversario político, el vicealmirante Edward VernonEdward VernonEdward VernonWikipedia, que sería el encargado de cruzar el Atlántico al frente de la flota más grande que jamás había realizado dicho viaje.

Coincidencias de la vida, Edward Vernon estuvo presente el día que Blas de Lezo perdió la pierna y también iba a estar, como no, en la última en Cartagena de Indias.

En 1739, el fanfarrón(persona) Que alardea de lo que es y de lo que no es, en especial de valiente. y ostentoso1. Que muestra un lujo y riqueza excesivos. ─ 2. Que se hace con ostentación o exageración para que los demás lo vean. oficial británico tomó, con sólo seis navíos, la ciudad de Portobelo. En Londres fue aclamado, se acuñaron medallas conmemorativas y en el mismo Portobelo se le puso su nombre a una calle. Jorge IIJorge II de Gran BretañaJorge II de Gran BretañaWikipedia lo homenajeó con una cena donde sonó por primera vez el actual himno británico.

A raíz de todo esto, se le subió a la cabeza la hombría, y ni corto ni perezoso le envió al comandante de Cartagena de Indias, Blas de Lezo la siguiente misiva de la que no se iba a olvidar en su vida:

Espero que de la manera que he tratado a todos, Vuestra Excelencia quedará convencido de que la generosidad a los enemigos es una virtud nativa de un inglés, la cual parece más evidente en esta ocasión…
A lo que el español respondió:
Puedo asegurar a Vuestra Excelencia me hubiera hallado en Portobelo para impedírselo, y si las cosas hubieran ido a mi satisfacción, aún para buscarle en otra cualquiera parte, persuadiéndome que el ánimo que le faltó a los de Portobelo, me hubiera sobrado para contener su cobardía.
Cuando Blas de Lezo llegó a Cartagena de Indias se encontró con una defensa compuesta por seis navíos, algo menos de 3000 hombres armados, todo ello encerrado dentro de unas murallas que parecían ruinas que no iban a contener a ningún enemigo; eso sin contar con que la moral de la tropa estaba bajo mínimos. La única ventaja que podía tener es que la entrada navegable, Bocachica, era tan estrecha que los barcos tenían que entrar en fila india, uno detrás de otro. Así que reforzó la artillería de los castillos de San Luis y San José.
Baluarte de Santiago
Baluarte de Santiago

Todas estos reacondicionamientos suponían un sobresfuerzo supremo para sus tropas, tanto que, incluso él se tuvo que arremangar para ayudar a acondicionar las defensas. Sólo había un problema: Sebastián de EslavaSebastián de Eslava y Lazaga Sebastián de Eslava y Lazaga Wikipedia, nuevo virrey de la Nueva Granada que ostentaba el mismo grado militar, teniente general, y mayor antigüedad, por lo que tomó el mando de la defensa, quedando Blas de Lezo como subordinado. Si se hubieran llevado bien nuestros dos militares, aún podía haber sido peor lo que les ocurrió a los británicos. Eslava pensó que los preparativos para la defensa eran demasiados, viendo las posibilidades de ataque de los ingleses a puertos como La Habana, mucho más interesantes. Pero esta duda quedó definitivamente aclaraba el 15 de marzo de 1741, cuando hizo acto de aparición la flota de Vernon ante las murallas de Cartagena de Indias: 130 naves de transporte y dos bombarderos, una tripulación de 15 000 hombres. Una fuerza naval capaz de desplegar a 9000 soldados regulares, 4000 milicianos del contingente norteamericano y 2000 negros macheteros, aparte de numerosos trenes de artillería. Frente a esto, Lezo seguía disponiendo de sus barquitos y unos 1000 soldados profesionales. La relación quedaba, más o menos, en quince a uno para los ingleses en flota naval y en diez a uno en hombres de tropa. Las cosas pintaban mal. Y además Vernon tenía la ventaja de saber que España no podía mandar refuerzos de forma inmediata.

Tras amagar con atacar La Boquilla, Vernon dio la razón Lezo por segunda vez, cuando se dirigió con toda su escuadra contra Bocachica el 20 de marzo. Pero lo que no se imaginaba es que iba a tener que superar tres líneas de defensa. La primera, se situaba, justamente en Bocachica, con los dos fuertes, el de San José y San Luis, que cerraba la boca de la bahía con cañones y dos enormes cadenas cruzadas. El segundo, era dentro de la misma bahía, donde otros dos fuertes, el Castillo Grande y el de Manzanillo, cañones estaban disparando constantemente a los ingleses para que no se acercaran a puerto. Y por si todo esto fallaba, Lezo había preparado una tercera barrera desde las murallas que protegían la ciudad, con el Castillo de San Felipe de Barajas escupiendo fuego desde una colina elevada.

Entrada al Castillo de San Felipe
Entrada al Castillo de San Felipe

En la vanguardia de la primera de estas líneas se colocó el propio Lezo, al mando del Galicia con sus 70 cañones. Éste más otros cuatro navíos se aprovecharon del embudo de la boca de la bahía lo que se saldó con cinco buques de Vernon gravemente dañados. Aun así, la concentración de barcos ingleses era inasumible, de tal manera que el día 4 de abril el Galicia decidió un cañonazo cuando los mandos, Eslava y Lezo entre ellos, estaban reunidos, recibiendo este último una herida por astillas de madera. Al día siguiente, se concentraron 280 cañones contra los cuatro barcos españoles, quedando sólo a flote el Galicia. Así fue como la primera línea defensiva cayó.

El castillo de San Luis, de planta cuadrada, cuatro bastiones y foso era el siguiente objetivo de los ingleses. Esta era la zona de Tierra de Bomba, donde Lezo había colocado estratégicamente una batería de cañones. Los británicos se equivocaron en la ubicación de su batería de cañones, lo que provocó que hubiera que hacer una corrección para no quedar expuestos, momento que aprovechó el Mediohombre para atacar e infligir al enemigo un número desmesurado de bajas. Tantas, que el comandante Thomas Wentworth proclamó sus desavenencias sobre las maneras en que se estaba gestionando el asedio por parte de Vernon.

Después de 19 días de asedio, los británicos lograron abrir un agujero en el castillo de San Luis del tamaño de un hombre de pie. En el fuerte había 300 defensores que habían recibido la orden de resistir como fuese. Los ingleses enviaron 2000 soldados el 15 de abril. Fueron recibidos a disparos. Cuando se hizo de noche fueron evacuados, así que los supervivientes del San Luis, el San José y los de las tripulaciones de los barcos se replegaron al puerto. Sólo quedaban unos 200 hombres, aunque les habían restado unos 4000 efectivos a los ingleses entre bajas y heridos.

Vernon, ante la caída del castillo de San Luis, envió noticias de victoria a la Corte en Londres a través de un mensaje transportado en una fragata. La corte, ni corta ni perezosa, se dedicó a preparar fastos eventos e incluso se realizaron medallas conmemorativas.  En el anverso de una de ellas ponía: «Vernon siempre victorioso». En otra: «Los héroes británicos tomaron Cartagena, 1º de abril de 1741». Y en otra más: «El orgullo español humillado por el almirante Vernon». Esta se hizo muy famosa y se podía observar en su reverso a Blas de Lezo arrodillado ante Vernon entregando la espada al vicealmirante inglés. Es una escena tan altanera que, si no fuera histórica, parecería casi increíble. Pero aún quedaba mucho que contar. Por cierto, mirar la imagen de abajo y podréis observar que tiene las dos piernas, pero le falta un pie, aunque en una de las manos parece que lleva la pata de palo o es el sombrero. No sé.

Moneda homenaje a la victoria de Vernon en la lq que Lezo se postra de rodillas ante él y le entrega su sable

Pero como suele pasar siempre, en la parte española había discrepancias internas entre el virrey Eslava y Blas de Lezo. Eslava mandó fundir dos navíos, el Dragón y El Conquistador, para que los mástiles bloquearon la entrada entre Castillo Grande y Manzanillo que era el acceso al puerto amurallado de Cartagena de Indias. Sin embargo, Lezo criticó con dureza esta decisión en su diario y afirmó que el virrey era «el mayor enemigo de la marina española». Esto no sirvió de nada, los británicos pasaron por encima de los navíos hundidos y se hicieron dueños de las aguas de Cartagena de Indias. Por su parte, Eslava trató de alejar a las tropas de la influencia de Lezo y para ello repartió las dotaciones de la marina en piquetes para acudir a los lugares donde fuera preciso.

Vernon entró en la vía sin ningún tipo de impedimento y barrió la segunda línea de defensa. Blas de Lezo opinó y dejó reflejado en su diario que Eslava no había preparado la defensa de forma adecuada creyéndose que los ingleses no iba a llegar a entrar. Al final tuvieron que replegarse, el 13 de abril, a la fortaleza de San Felipe de Barajas que se encontraba a unos 40 metros sobre el nivel del mar.

El 20 de abril los ingleses atacaron con todo lo que tenían a mano. Blas de Lezo había hecho un foso hondo alrededor del cerro de San Lázaro, lo que hizo que las escaleras, los más fértiles y todos los ingenios de asedio no sirvieran para absolutamente nada. Esto hizo que las tropas inglesas retrocedieron una conjura de actos ineficaces y calor sofocante. Pero todavía queda una sorpresa: 200 hombres salieron de la fortificación con la bayoneta calada, lo que dejó patidifusos a los ingleses, que a causa del desgaste decidieron dejar estar la cosa. Lo que no sabían los británicos es que Blas de Lezo había abastecido las guarniciones con armamento y víveres para resistir incluso varios meses. La logística inglesa con puntos de suministro lejanos y demasiadas bocas que alimentarnos mantener hizo agua por todos lados. Nuestro Mediohombre había hecho los cálculos a su favor.

El tiempo, como factor de desgaste, favoreció a los españoles. Los ingleses sufrieron escorbuto, fiebre amarilla, peste y vómito negro, y si además sumamos la falta de suministros de agua y alimento, nos podemos hacer un cálculo del número. Cuando se inició de nuevo el asalto a San Felipe los ingleses tenían como mayor preocupación número de bajas y la falta de suministros para alimentar a la tropa. Ante esto, Lezo, decido atacar directamente con bayoneta. Wentworth ante la demanda de Vernon de seguir atacando por vía marítima Cartagena de Indias, demostró usando como conejillo de indias el buque Galicia, del que fuera capitán mismo Lezo, reflotándolo e introduciéndolo en la bahía. Lezo cañoneó el que fue su buque insignia para demostrar a Vernon su incompetencia y que aquello era un acto suicida. El día 28 de abril se acabaron los bombardeos sobre la ciudad. Un prisionero español, marinero de Vizcaya logró escaparse y regresar tras las líneas españolas e informar al virrey de que las fuerzas invasoras estaban regresando a sus barcos que habían sido transformados en improvisados hospitales.

Vernon, que como ya hemos especificado anteriormente era un arrogante, viendo el puntapié que le había dado Lezo, envió una carta a las autoridades españolas ese día en el que les comunicaba:

Hemos decidido retirarnos para volver pronto a esta plaza después de reforzar los en Jamaica.

La respuesta de Mediohombre fue sencilla, elegante y contundente:

Para venir a Cartagena es necesario que el Rey de Inglaterra construya otra escuadra, porque esta sólo ha quedado para conducir carbón de Irlanda a Londres, lo cual les hubiera sido mejor que emprender una conquista que no pueden conseguir.

En esta batalla murieron 6000 ingleses y 7500 fueron heridos, sumando además cincuenta barcos hundidos, no se sabe cuántos morteros, y demás material de guerra.

España perdió 800 soldados, seis barcos de guerra y 1200 heridos, Blas de Lezo incluido. Gran parte de la plaza defendida quedó bastante dañada debido a los casi 30 000 cañonazos y alrededor de 8500 bombas que recibieron durante los dos meses que duró la contienda.

Vernon para tapar sus vergüenzas, intentó durante el regreso desembarcado en la bahía de Guantánamo, Cuba. Ya de regreso a Londres, siguió intentando cargarle el muerto en Thomas Wentworth. Aseguró que la Armada británica había hecho su trabajo, mientras que las tropas terrestres de Wentworth habían fallado estrepitosamente. Aquí podemos ver lo bien que funciona la frase de Göbbels, «una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad». A pesar de la derrota, en 1745 fue ascendido a Almirante de la Flota del Mar del Norte. Murió en 1757 y fue enterrado en la abadía de Westminster. Sus herederos siguieron defendiendo que la culpa era de las fuerzas terrestres. De hecho, su sobrino instaló un monumento en su tumba con un epitafio que decía

… y en Cartagena conquistó hasta donde la fuerza naval pudo llevar la victoria.

Finalmente, mediante el tratado de aquellos gran en 1748 la paz quedó sellada entre ambos bandos con un alto coste de vidas y materiales. La derrota de Cartagena de Indias sigue siendo la mayor y más grande de la historia de la Royal Navy.

Pero volvamos a los españoles y sus intrincadas patadas en las espinillas. Sebastián de Eslava solicitó a Carlos Desnaux, defensor del San Luis, un informe que culpara a Blas de Lezo de la pérdida dicha fortaleza. En el siguiente informe se silenció de forma descarada su actuación en la defensa de San Felipe, arrogándole un papel principal al virrey en todas estas acciones. Felipe V, con una fase destructiva de su polaridad, escribió varias cartas en las que calificó de cobarde imprudente al representante de la Armada, Blas de Lezo.

Primera página del diario de Blas de Lezo que se conserva en el Museo de la Marina en Madrid
Primera página del diario de Blas de Lezo que se conserva en el Museo de la Marina en Madrid

Lezo envió a España su diario escrito durante el asedio, pero el virrey pidió la salida del mismo enviando 25 granaderos. En una jugada maestra al final, Lezo consiguió enviar sus pruebas documentales en el mismo barco que viajaban los informes de Eslava, en los que se atribuía todo el mérito de la victoria. Ya sabemos que las victorias siempre tiene muchos padres.

Una Real Orden del 21 de octubre suspendía a Blas de Lezo de todo mando y le instaba a volver a España para «dar razón de su conducta», a pesar de que se sopesaron los hechos de Eslava y de Lezo con documentos sobre la mesa para poder comparar.

Pero Lezo hizo su propia maniobra para inducir tal afrenta. El 7 de septiembre, a las ocho, decidió abandonar su maltrecho cuerpo para pasar a mejor vida, con 52 años y suponemos que a consecuencia de las heridas recibidas en batalla y alguna cosa más que los ingleses le habían regalado.

Sólo con tiempo se pudo restaurar su memoria. Veinte años después, los herederos pudieron restaurar su memoria y a su hijo le fue concedido el título de marqués de Oviedo y vizconde de Cañal.

Existe una asociación cultural de Blas de Lezo, es esta, pero no me hago responsable de los contenidos del sitio.

Unos cuantos mapas para aclarar los movimientos de la Armada y las tropas de tierra.

Planta del Castillo de San Luis

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