Pancho Villa, el desconocido héroe mexicano

El nombre Pancho Villa les suena a los americanos, y en general a todo el mundo, como algo muy lejano en la historia y en el tiempo. Nos hacemos a la idea de que fue una importante figura revolucionaria mexicana, pero nadie parece interesado en explicar sus hazañas en las clases de historia actuales, y este es solo uno de los problemas, ya que no se suele dar ni la historia de los últimos cien años de cualquier país, para qué demonios van a enseñar lo que fue capaz de hacer este héroe.

Lo que suelen decir a los que no son mexicanos y, por tanto, no conocen la historia de Pancho Villa, es que fue un ladrón, un bandolero o un saqueador, pero para los mexicanos, es más bien una figura semejante al Robin Hood de los ingleses. Fue, además, un firme defensor de las libertades a finales del siglo XIX y principios del XX, que luchó por realizar una profunda transformación gracias a la implantación de una reforma agraria y lideró la revolución contra Porfirio Díaz. Hoy en día, es considerado una de las personas más importantes, sino la que más, en la historia moderna de México.

Uno de los muchos misterios que hace que Pancho Villa sea una verdadera leyenda es que nadie sabe quién era antes de ser Pancho Villa. Nacido José Doroteo Arango Arámbula el 5 de junio de 1876 en San Juan del Río, en Durango, decía ser hijo de un bandido llamado Agustín Villa, pero si era cierto o no, nadie lo dejo escrito en ninguna parte. A los 16 años un incidente le cambió la vida. Tuvo que enfrentarse a los abusos de López Negrete, dueño de la hacienda en la que trabajaba. Al final, le pego un tiro por haber abusado de su hermana. Tras el incidente y para despistar a sus perseguidores se cambió de nombre; tuvo que huir y se convirtió en un forajido en las montañas de Chihuahua, viviendo del fruto de sus asaltos y del robo de ganado. Según el mismo Pancho Villa se dedicaba a robar a los ricos, y en algunas ocasiones repartía lo obtenido entre los pobres. Villa, en este momento, es una persona solitaria, recorriendo el país a caballo y realizando trabajos serviles. Adoptó el nombre de Francisco Villa, lo que vendría a ser una especie de regreso a los orígenes ya que su padre, Agustín de Arango, era hijo natural de un tal Jesús Villa.

Se unió a una banda de bandidos en Durango liderada por Ignacio Parra, y se dedicaban a saquear hasta que fueron arrestados en 1902. Tuvo que tomar la decisión de ingresar en el ejército o pasar un tiempo indeterminado a la sombra. Optó por la primera opción, pero en cuanto pudo, acortó ese tiempo obligatorio de permanencia en el ejército matando a un oficial, robando su caballo para huir. Parece ser que este es el momento idóneo para cambiar su nombre por el de Pancho Villa. Sus amigos se refirieron a él como “La Cucaracha” porque nada parecía acabar con él.

Después de desertar del ejército, asesinato incluido, Pancho Villa se embarcaría en una serie de legendarias aventuras criminales, redistribuyendo el botín, de procedencia moralmente ambigua, compartiéndolo con las personas que más las necesitaban, antes de pasar a una nueva aventura criminal. Finalmente, sus acciones heroicas llamaron la atención de los revolucionarios que planeaban enfrentarse al gobierno mexicano, ya que esperaban que su experiencia en tácticas guerrilleras lo convirtiera en un activo de gran valor en los próximos años.

No es que Pancho villa fuera un Don JuanDon JuanWikipedia. Pero los que lo conocieron lo definían como buen amante, conquistador, un hombre recio, con un porte imponente y muy cariñoso con cada una de las mujeres con las que estuvo, a las que les dio un hogar y tuvo hijos con ellas. Por eso, se cree, que se casaba con ellas, para que las chicas pudieran salir del hogar paterno como se estilaba en aquella época: de blanco y para toda la vida.

Aunque las cifras no son exactas, existe una lista oficial de 18 mujeres, pero parece que Pancho Villa se casó hasta 37 veces, e incluso algunos se atreven a aventurar que se casó 75.

Villa, cuando llegaba a una población y le gustaba alguna chica, encargaba a sus sirvientes que hicieran una investigación de la muchacha y, con ese pequeño informe, si era de su agrado, comenzaba a rondarla y a enviarles regalos y notas de amor; cuando ellas debían formalizar la relación, Villa sin ningún tipo de reparo, adelantaba todo lo que hiciera falta, dinero y objetos, para que adquirieran el ajuar e inmediatamente se casaba con ellas. Se cuenta que cuando tomaba una mujer, automáticamente le compramos 20 vestidos y 15 pares de zapatos, y que cuando ya no quería nada con ellas, les regalaba joyas y les decía «para que te acuerdes de mi»; esa era la despedida. Después de casadas, muchas descubrían que eran «otra» de las esposas de Pancho Villa.

El impulsivo Pancho Villa en cuestiones de mujeres tenía dos caras: por un lado, una ética relajada, en la que se podía casar con cuántas mujeres quisiera para demostrar su amor y, por otro lado, una ética rígida en la que cualquiera que se sobrepasará con una mujer o la violara, estaba muerto.

Algunos de los nombres de las mujeres con las que se casó son:

Los mexicanos tienen un dicho que alude a la fama de mujeriego del revolucionario:

De octubre de 1910 a mayo de 1911, Villa ejerció de líder militar junto a Francisco MaderoFrancisco I. MaderoWikipedia, quien desafió al presidente Porfirio DíazPorfirio DíazWikipedia en las elecciones de 1910 y se encontró, sin apenas darse cuenta, dentro de un régimen fascista. Las acciones de Villa durante este año, empezando por el asalto de una hacienda por la fuerza, poco antes de apoderarse de un tren lleno de oro y de soldados federales, fueron tan impactantes y heroicas que, incluso cuando fue derrotado en Tecolote, su leyenda no hizo más que tomar un nuevo impulso.

Se cuenta que Pancho Villa, enfurecido al conocer la miseria de los peones en la hacienda de Los Álamos, reclutó una pequeña partida y cayó sobre la mansión de los patronos, saqueándola y distribuyendo los frutos expropiados entre los pobres. Después, Pancho Villa arreó millares de cabezas de ganado desde Terrazas y cruzó con ellas la frontera. Pancho Villa también asaltó una mina y se apoderaba del valiosos metales preciosos. Así que, cuando necesitaba maíz, expropiaba el granero de algún latifundista. Las tropas de Pancho Villa eran reclutadas abiertamente en ranchos alejados de los caminos y ferrocarriles más transitados, organizándolos en las montañas.

Villa incrementó las filas del ejército de Madero, eliminando a cualquiera que desafiara el liderazgo de su jefe aunque muchas veces chocara frontalmente con él, haciéndose patente el desacuerdo entre ambos. Después de la derrota de Díaz, Madero disolvió su ejército revolucionario, pero, en el momento que Villa exigió que la hacienda y las tierras que consiguió durante todo el tiempo que ejerció de oficial de Madero, se redistribuyeran a los hombres que lucharon con él y por ellas, Madero hizo oídos sordos, no llegando ni tan siquiera a dar su aprobación a tal idea. Le explico a Villa que la intención que tenía era comprarla a sus legítimos propietarios y decidir, después, qué hacer con ellas. Villa supuestamente respondió:

Después de tomar este tipo de erróneas decisiones, Madero fue víctima de un golpe militar. Tras el asesinato de Madero en 1913, Francisco Villa se unió a Venustiano CarranzaVenustiano CarranzaWikipedia con el objetivo de derrocar al usurpador de la presidencia, Victoriano HuertaJosé Victoriano Huerta MárquezWikipedia. Por su audacia y valor, los jefes revolucionarios de Chihuahua, Coahuila y Durango lo nombraron general en jefe de la famosa División del Norte, que avanzó incontenible hacia el centro del país hasta llegar a la capital para derrocar a Huerta.

Desilusionado con Madero, Villa volvió a hacer lo que mejor sabía hacer. En 1913, trabajaba paralelamente a las fuerzas revolucionarias en el norte de México, pero en lugar de liderar a la gente en la guerra de guerrillas, robaba trenes con un ejército de mercenarios formado por personas de todas las regiones, para financiar la revolución.

Al mando de más de doscientos hombres, Pancho Villa, asaltó un tren estadounidense y se apodera de un botín de más de cien barras de plata, en la ciudad de Chihuahua. Después de realizar este robo, el más increíble de la época, se deshizo de las 122 barras de plata y de un empleado de Well Fargo, al que había obligado a ayudarle a vender la plata. Sus robos fueron tan descarados que hasta los americanos se dieron cuenta. Los artículos sobre el robo de ganado de Villa y el robo de maíz y lingotes de oro delante de las narices de los ricos se publicaron en un libro titulado México insurgente de John Reed en 1914, asegurando que su leyenda seguiría viva para siempre.

Gracias al trato se realizaron dos grabaciones: The Battle of Ojinaga y The Life of General Villa; Frank Thayer fue el productor de ambas. The Life of General Villa, se estrenó en 1914, era muda y se dividía en dos partes. En la primera se mostraba a Doroteo en acción; en la segunda, se hacía una recreación de sus primeros años como bandolero. Sin embargo, la mayor parte de este metraje se perdió con el tiempo, sólo se conservan algunos fragmentos.

A pesar de que la propaganda cinematográfica fue un fracaso, Villa continuó haciendo su propia guerra para obtener la libertad de México. Con el dinero que ganó con el MCF, consiguió más animales para su caballería y municiones, así como la realización del proyecto de hospitales móviles dentro de vagones de tren.

Una vez pacificado el país, no tardaron en surgir las típicas desavenencias dentro del poderoso grupo de sonorenses, encabezado por Carranza y el Centauro del Norte, como se conocía a Villa, por lo que nuevamente éste se levantó en armas, no reconociendo al gobierno constitucionalista de Carranza y proclamando el suyo propio.

Villa buscó, entonces, el apoyo de los Estados Unidos, pero al no obtenerlo, invadió la fronteriza población de Columbus (Ohio), donde se realizaron una serie de desmanes: en el transcurso de una batalla contra el el Regimiento 13 de Caballería normalmente estacionado en el calvario de Camp Columbus, los hombres de Villa se apropiaron de 100 caballos y mataron a 18 soldados americanos, provocando una larga persecución por parte del ejército norteamericano, aunque nunca lo pudieron atrapar. El presidente WilsonThomas Woodrow WilsonWikipedia envió al ejército estadounidense a México para buscar a Villa, pero sus esfuerzos fueron infructuosos, ya que el guerrillero, más listo que el hambre, había desaparecido del paisaje mexicano.

La Expedición Punitiva llevada a cabo por los Estados Unidos en 1916 para repeler el ataque de los revolucionarios e intentar capturar a Pancho Villa fracasó tras once meses de infructuosa búsqueda de los estadounidenses, que llegaron a internarse 600 kilómetros en territorio mexicano. Curiosamente en la acción punitiva destacaban dos tenientes: D. EisenhowerDwight D. EisenhowerWikipedia y PattonGeorge Smith Patton, Jr.Wikipedia, dos de los Generales más importantes de la Segunda Guerra Mundial. Eisenhower llegaría a presidente de los E.E.U.U.

Todo este conflicto tuvo una inesperada consecuencia, aunque en la realidad sabemos que es lo normal: los sentimientos nacionalistas de la población mexicana y de su gobierno se vieron reforzados.

En 1920, convenios para el nuevo orden incluyeron la dotación de tierras para los hombres del antiguo ejército villista y el pago de un año de haberes. Al jefe, el gobierno le cedió la Hacienda del Canutillo de 25 000 acres en Chihuahua, ubicada en el estado de Durango, un inmueble no solicitado por él, aislado, casi totalmente destruido y en el que por fuerza debió fijar su residencia. Para el mantenimiento de su seguridad Villa obtuvo como concesión especial, una escolta de cincuenta hombres escogidos entre sus más fieles seguidores.

Los tres años que vivió en aquella localidad fueron de arduo trabajo, había que levantar muros y sembrar las tierras para volver a poner en pie lo que alguna vez había sido una próspera finca. Villa trató de llevar una vida familiar al lado de sus hijos, atendiendo a sus cuidados y educación. No obstante, la vida se empeñó en ponerle obstáculos y la ansiada paz luego de tantos años de guerra, no fue plena. El antiguo revolucionario tuvo que esquivar diversas acusaciones que intentaron involucrarlo en el levantamiento de Francisco MurguíaFrancisco Murguía López de LaraWikipedia en contra del gobierno de Álvaro ObregónÁlvaro Obregón SalidoWikipedia , y en hacer acopio de armas para encabezar una rebelión. Otros asuntos lo tuvieron en la mira de diversos personajes a los que en distintas ocasiones había enfrentado: los gobernadores de Durango y Chihuahua, Jesús Agustín Castro e Ignacio C. Enríquez respectivamente.

Por otra parte, altos funcionarios del gobierno federal no estaban seguros de sus relaciones con diversas organizaciones agrarias de La Laguna y de Chihuahua. Obregón tuvo que hacer frente a las amenazas de Villa sobre la posibilidad de rebelión si no se detenía el contrato de compra venta de las propiedades del reconocido terrateniente chihuahuense Luis TerrazasJosé Luis Gonzaga Jesús Daniel Terrazas FuentesWikipedia a una compañía estadounidense. Hubo otros factores que intervinieron en el desasosiego por encontrar la paz del revolucionario, problemas de tipo legal con ex compañeros de lucha que abusaron de su confianza y la animadversión de gente agraviada durante la revolución.

Tres años después, el 20 de julio de 1923, Villa estaba haciendo recados en Parral, cuando fue asesinado por un grupo de pistoleros que le metieron 40 balas mientras estaba en el interior de su vehículo. Miles de personas asistieron a su funeral, pero ninguno de sus aliados más cercanos, quienes sintieron que era más importante seguir al pie en sus puestos en la hacienda a la espera de un ataque gubernamental. Fue justo como él lo hubiera querido.

El cadáver de Pancho Villa no encontró reposo en el cementerio de Parral. Su cadáver fue profanado y decapitado. Su cabeza desapareció sin que hasta el día hoy haya sido encontrada. El magnate norteamericano William Randolph Hearst también aportó su grano de arena contratando a un grupo de mercenarios para que encontraran la calavera del revolucionario, algo que no llegó a conseguir. Una leyenda cuenta que cada 20 de julio, aniversario de su muerte, el fantasma de Pancho Villa reaparece por las calles de su país para recordar su asesinato a traición.

En los estados del norte del país, como Durango y Chihuahua, surgió en los años cuarenta el mito de que Villa hacía milagros y se propagó la venta de imágenes, veladoras, medallas y oraciones para alcanzar sus favores.

Entre sus frases más célebres podemos mencionar:

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