por ¿Hay personas que, gracias a unas facultades especiales, pueden percibir en otros procesos mentales y espirituales? ¿Es verdad que hay quienes pueden leer el pensamiento, incluso transmitirlo, «sentir a distancia»?
Se considera que la primera investigación sobre la telepatía fue la realizada por la Society for Psychical Research, cuyos resultados fueron publicados en 1886 en la obra Phantasms of the Living («Fantasmas de los vivos»). Años antes, en 1882, Frederick William Henry Myers, uno de los fundadores de la Sociedad de Investigaciones Psíquicas (SPR), introdujo, en un artículo publicado en Proceedings of the Society for Psychical Research, el término «telepatía», (inspirado por la incipiente eclosión tecnológica de la época en que las técnicas electromagnéticas de telecomunicación reciben nombres como teléfono y telégrafo), para diferenciarlo de la falsa «lectura del pensamiento». Aunque gran parte de las investigaciones iniciales consistieron en la recopilación de relatos anecdóticos, también se llevaron a cabo experimentos con aquellos que afirmaban poseer habilidades telepáticas. Sin embargo, sus protocolos experimentales no eran muy estrictos.
La telepatía no es tan controvertida como otros fenómenos de la parapsicología. Puede deberse a que muchas personas nos ha ocurrido la simple coincidencia de estar pensando en alguien o en algo y de repente esa persona aparece o pasa lo que creíamos que iba a pasar. Solemos considerar estos hechos como frutos del azar y lo que no estamos son preparados para admitir que la intuición de la presencia de otro humano es algo que escapa a nuestro control.
En periodos de guerra o entre guerras, las grandes potencias hicieron experimentos con gente que podía «leer» el pensamiento de otras personas, arrojando resultados más que impresionantes. Los servicios secretos en el terreno del espionaje ven en la telepatía un gran aliado creando un cuerpo específico de psico agentes. En 1940 el telépata Wolf Gregorewitsch Messing fue conducido ante Stalin creando el primer antecedente de uso de la telepatía por parte de un gobierno.
Entre 1934 y 1939 el matemático S.G.Goal (1889-1979) examinó en la Universidad de Londres a 160 personas sometiéndolas a 100.000 pruebas. Los también parapsicólogos Basil Shackleton y Rita Elliot consiguieron en 1941, resultados que no podían ser fruto del azar. Muchos científicos afirman que el poder telepático esta latente en todos nosotros y que solo unos pocos son capaces de desarrollar plenamente este poder. Creen que con un poco de gimnasia y entrenamiento podríamos sacar adelante este «séptimo sentido». Los experimentos suelen ser sencillos en su planteamiento: la persona puesta a prueba se sienta enfrente del examinador, que observa en un monitor símbolos e imágenes que van apareciendo al azar. El telépata debe especificar o dibujar las imágenes que la otra veía. Hay muchas pruebas en los que los niveles de coincidencia son demasiado precisos.
Rupert Sheldrake, biólogo inglés que investiga la telepatía desde hace años ha desarrollado la tesis de la resonancia mórfica y los campos morfogenéticos. Según Sheldrake, la naturaleza almacena la información en diferentes campos, que se interrelacionan. Para explicar esto utiliza como ejemplo de unos pájaros llamados sastreillos (Aeghithalidae), que en una zona geográfica determinada aprendieron a abrir las tapas da las botellas de leche. La misma especie y raza de pájaros comenzaron a hacer el mismo gesto en otras partes distantes del planeta. Lo que según Sheldrake que habrían compartido información de esos campos morfogenéticos a través de resonancia mórfica. Lo que según él hace que veamos que la telepatía no tiene barreras físicas. Pero aún más. Entre animales y sus dueños se puede también ver esta forma de comunicación. Aimee y su papagayo. En el experimento, el papagayo estaba situado delante de una cámara dos pisos por encima de su dueña. Aimee abría un sobre, observaba las imágenes y el papagayo, que era capaz de pronunciar más de 500 palabras y crear frases completas, expresaba en inglés lo que su dueña observaba con un nivel de coincidencia inaudito.
La BBC grabó documentales de varios experimentos con personas y animales. En uno de ellos un hombre salía a pasear sin rumbo por la ciudad. En cualquier momento recibía una señal para que volviera a su hogar. En ese mismo instante, el perro que estaba en casa esperando a su dueño tranquilo, se levantaba y acudía a la puerta a esperarlo. El experimento se realizó varias veces y se comprobó que la casualidad podía ser poca.
Susan Blackmore, parapsicóloga, en 1993 explico que los gemelos y mellizos a los que se les pidió que dibujarán lo primero que se les viniera a la cabeza acababan creando dibujos más similares que los hermanos normales, pero acabo concluyendo que era más coincidencia que una realidad obvia.
En 1965 la revista Science publicó los resultados de un experimento avalado por la CIA que indicaba que los patrones de ondas cerebrales de los gemelos podrían presentar indicios de esa relación; pero no resultaban concluyentes. En la Universidad Nacional Autónoma de México se presentó un experimento, que en 1994, halló pruebas definitivas de la conexión de actividad cerebral en cerca de un 25 % de personas con un estrecho vínculo emocional. Pero como siempre hacen falta más estudios amplios y concienzudos.
