Recuerdo cuando me inicié en esto de Internet de forma seria, allá por el año 2000, momento en el que no tenía ni idea de cómo se encendía una computadora y cuando las webs eran mucho texto y poco gráficos, ya que estos volvían lenta y pesada la navegación, que este fue uno de los primeros textos que me encontré y que me llamaron la atención. Hoy lo he recuperado y además, he conseguido ampliar los conocimientos sobre lo que hay de verdad en él y algunos detalles más.
Lo que sigue es una pregunta de un examen de física de la Universidad de Copenhague:
«Describa cómo se puede determinar la altura de un rascacielos con un barómetro».
Un alumno respondió: «Se ata un largo cabo de cuerda al cuello del entonces se descuelga el barómetro desde el tejado de rascacielos hasta el suelo. La longitud de la cuerda más la longitud del barómetro será igual a la altura del edificio».
Esta original respuesta irritó tanto al examinador que el estudiante fue suspendido. El estudiante recurrió basándose en que su respuesta era indiscutiblemente correcta y la universidad nombró un árbitro independiente para decidir el caso.
El árbitro juzgó que la respuesta era realmente correcta, pero no mostraba ningún conocimiento apreciable de la física.
Para resolver el problema se decidió llamar al estudiante y concederle seis minutos para que pudiera dar una respuesta oral que mostrase al menos una mínima familiaridad con los principios básicos de la física. Durante cinco minutos, el estudiante se sentó en silencio y centrado en sus pensamientos. El árbitro recordó que el tiempo estaba corriendo, a lo que el estudiante respondió que tenía varias respuestas, pero no sabía cuál utilizar.
Al ser advertido de que debía apresurarse, al estudiante respondió como sigue:
«En primer lugar, se puede llevar el barómetro hasta el tejado de rascacielos, dejarlo caer desde el borde y medir el tiempo que tarda en llegar al suelo. La altura del edificio puede calcularse entonces a partir de la fórmula H = 0,5 gr2. Pero ¡adiós barómetro!
»O si hay sol, se podría medir la altura del barómetro, ponerlo vertical y medir la longitud de la sombra. Luego se podría medir la longitud de la sombra del rascacielos y, a partir de ahí, es una simple cuestión de aritmética proporcional calcular la altura del rascacielos.
»Pero si uno quiere ser muy científico, se podría atar un corto cabo de cuerda al barómetro y hacerlo oscilar como un péndulo primero a nivel del suelo y luego en el tejado del rascacielos. La altura se calcula por la diferencia en la fuerza gravitatoria restauradora T = 2π(l/g)½.
»O si el rascacielos tiene una escalera de emergencia exterior, sería más fácil subirla y marcar la altura del rascacielos en longitudes del barómetro, y luego sumarlas.
»Por supuesto, si simplemente se quiere ser aburrido y ortodoxo, se podría utilizar el barómetro para medir la presión del aire en el tejado del rascacielos y el suelo, y convertir la diferencia de milibares en metros para saber la altura del edificio.
» Pero por supuesto que continuamente se nos exhorta a ejercer la independencia mental y aplicar métodos científicos, indudablemente la mejor manera sería llamar a la puerta del conserje y decirle: “Si usted quiere un bonito barómetro nuevo, le daré este si me dice la altura del rascacielos”».
El estudiante era Niels BohrNiels Henrik David Bohr Wikipedia, el único danés que ganó el Premio NobelPremio Nobel
Wikipedia de Física.
La historia procede de una fuente anónima en Internet y es errónea en su último. Pues el hijo de Niels Bohr, Aage Niels BohrAage Niels BohrWikipedia, ganó el premio en 1975. Lo que precede quizá sea cierto, aunque no se menciona en la biografía definitiva escrita por Abraham PaisAbraham Pais
Wikipedia. Bohr tenía ciertamente el hábito de pensar con una concentración irrompible antes de dar una respuesta a una pregunta. Así es como el físico James Frank (citado por Pais) recuerda a Bohr en acción:
Bohr fue, en opinión de muchos, el pensador más profundo de todos en el rarificado mundo de la física teórica. Al hablar, raramente comunicaba sus pensamientos con claridad a nuestros oyentes. Su singular estilo de discurso en las conferencias públicas ha sido debidamente descrito por su protegido y amigo, Abrahán Pais, quien lo explica así:
Aquí hay otra descripción de Bohr como conferenciante:
Fue en Edimburgo donde hoy por primera vez al más grande, Niels Bohr. Al final de la sesión dedicada a los fundamentos de la mecánica cuántica hizo una contribución breve pero llamativa.

Bohr, por supuesto, era completamente inconsciente de sus deficiencias para la comunicación. Pais recuerda que Bohr quedó completamente desconcertado cuando un colega soltó una indirecta: «Fíjate», dijo incrédulamente a Pais, «él piensa que soy un mal conferenciante».
Bohr era un universalmente amado y reverenciado. Era un hombre de valor moral y honestidad intelectual inflexibles y totalmente privado de vanidad:
Cuando Niels Bohr visitó el Instituto de Física de la URSS, a la pregunta de cómo había conseguido crear una escuela de físicos de primera línea respondió: «Presumiblemente, porque nunca me avergonzó confesar a mis estudiantes que soy idiota…».
En una ocasión posterior, cuando su colega E. M. Lifshitz Yevgueni Mijáilovich Lífshits Wikipedialeyó en voz alta una traducción de la chapa, la frase tomó la siguiente forma: «Presumiblemente, porque nunca me avergonzó declarar a mis estudiantes que son idiotas…».
Esta frase provocó una animada reacción en el auditorio y entonces, Lifshitz, mirando el texto de nuevo, rectificó y pidió disculpas por este lapsus accidental. Sin embargo, P. L. KapitsaPiotr Leonídovich KapitsaWikipedia que había estado sentado en la sala muy atentamente señaló que esto no fue lapsus accidental. Expresaba precisamente la diferencia principal entre la escuela de Bohr y la de Landau a la que pertenecía Lifshitz.


