25/04/2024

La Dama de Elche: la sospechosa señora

El 4 de agosto de 1897, Manuel CampelloManuel Campello Esclapez Manuel Campello Esclapez Elche.me, descubrió en su finca de La Alcudia, muy cerca de Elche, una figura de una mujer de apenas 56 centímetros de alto y colocada entre seis losas verticales de piedra dentro de un estrato de época romana. En la actualidad, la Dama de Elche se data en el siglo v a.C.

Dama de Elche, 2004, foto sin flash a mano alzada. Museo Nacional de
Dama de Elche, 2004, foto sin flash, sin trípode. Museo Arqueológico Nacional, Madrid, España.

El hispanista francés Pierre ParisPierre ParisPierre ParisWikipedia, del Museo del LouvreMuseo del LouvreEl Museo del Louvre (en francés Musée du Louvre) es el museo nacional de Francia consagrado tanto a las bellas artes como a la arqueología y las artes decorativas anteriores al Impresionismo. Está ubicado en París, la capital del país, en el antiguo palacio real del Louvre. Sus extensas colecciones son el resultado del coleccionismo desarrollado por la monarquía francesa a lo largo de varios siglos, al que se sumó el esfuerzo de varias personalidades de La Ilustración, la labor desamortizadora de la Revolución francesa, las victorias militares durante las guerras napoleónicas, y las campañas arqueológicas y compras impulsadas durante el siglo XIX. En sus 210 000 m² se exponen unas 487 000 obras, de las cuales 7000 son pinturas, y unos 380 000 objetos y antigüedades. Wikipedia, que casualmente se encontraba hospedado en la casa del cuñado del doctor, se acercó hasta el lugar para tener una primera impresión sobre esta sorprendente obra de arte ÍberoArte ÍberoEl término arte íbero se refiere al estilo artístico propio del pueblo íbero, asentado en la península ibérica. Las manifestaciones mejor conservadas son las escultóricas, realizadas en piedra y bronce. Los restos en madera y barro cocido son escasos, por ser materiales más perecederos. Wikipedia. Comprendiendo el gran valor , le giraron 4000 francos, unas 5200 pesetas de plata de la época —algo más de 6000 euros de hoy—, así, los arqueólogos franceses se llevaron la pieza al museo parisino, lugar en el que estuvo 43 años hasta  que en 1941 pasó, «para la gloria de España», al Museo del PradoMuseo Nacional del PradoEl Museo Nacional del Prado, en Madrid, España, es uno de los más importantes del mundo, así como uno de los más visitados (el decimoctavo en 2013 entre los museos de arte), y está considerada la institución cultural más importante de España, según el Observatorio de la Cultura de 2020, estudio realizado entre varios centenares de profesionales del sector. Singularmente rico en cuadros de maestros españoles y del resto de Europa de los siglos XV al XVIII, y españoles del XIX, según el historiador del arte e hispanista Jonathan Brown <em>«pocos se atreverían a poner en duda que es el museo más importante del mundo en pintura europea»</em>. Wikipedia gracias a el general Petain, jefe del estado francés se a devolvió a Franco como gesto de buena voluntad, siendo definitivamente llevada al Museo ArqueológicoMuseo Arqueológico Nacional (España)El Museo Arqueológico Nacional es un Museo Nacional español con sede en el Palacio de Biblioteca y Museos Nacionales de Madrid, un edificio del siglo XIX, iniciado por el arquitecto Francisco Jareño y Alarcón y finalizado por Antonio Ruiz de Salces, que comparte con la Biblioteca Nacional y que se ubica en la calle Serrano, junto a la plaza de Colón. Es el principal museo español dedicado a la arqueología. Su colección se basa en piezas originarias de España, desde la Prehistoria hasta la Edad Moderna. No obstante, también tiene diferentes colecciones procedentes del exterior, en especial de la Antigua Grecia, tanto de la metropolitana como, sobre todo, de la Magna Grecia, y, en menor medida, del Antiguo Egipto, además de «un número reducido de piezas» de Oriente Próximo. Wikipedia Nacional treinta años después. Hoy día se encuentra en la sala XX rodeada de otras joyas del arte Íbero, como la famosa Bicha de BalazoteBicha de Balazote o Esfinge de BalazoteBicha de Balazote o Esfinge de BalazoteWikipedia, la Dama de BazaDama de BazaDama de BazaWikipedia, etcétera.

Dama de Baza, foto sin flash y sin trípode, Museo Arqueológico Nacional, Madrid, España
Dama de Baza, 2004, foto sin flash y sin trípode, Museo Arqueológico Nacional, Madrid, España

En épocas de exaltación nacionalista (española) o regionalista (valenciana), la Dama de Elche se convirtió en el tótem cultural que representaba la nacionalidad española antes de Roma o la cultura autóctona. En un texto de José María Pemán podemos leer:

La misma Dama de Elche aparece con la cabeza y el cuello pudorosamente cubierto de paños. Parece que las primitivas mujeres españolas estaban nada más que esperando que se levantara la primera Iglesia de Cristo, preparaba ya con sus tocas para asistir a la primera misa.

Poco después, el marqués de Lozoya, reflexiona de este modo:

el escultor (de la Dama de Elche) copiaba, sin duda, directamente, pues las nobles facciones de su modelo se ven todavía en las huertanas de Valencia y Murcia y el adorno (…) recuerda en su traza general la peineta, los rodetes y las joyas de filigrana de las llauradoras actuales.

Para conmemorar el centenario del descubrimiento de la Dama de Elche, el Museo Arqueológico Nacional organizó una exposición bajo el título de «La Dama de Elche, Cien años después», en la que se realizaba un recorrido por los «ir y venir» de esta bella figura. El título de la exposición nunca pudo haber sido mejor elegido ya que, para muchos, esta polemica escultura, precisamente, no tiene más de cien años de antigüedad.

Y es que la datación de la Dama de Elche ha sido siempre un dato controvertido. Antonio García Bellido, prestigioso arqueólogo, la consideró un retrato romano de los tiempos de Cristo, aunque luego aceptó que podía ser mucho más antigua. Hoy se considera que la esculpieran a mediados del siglo cuarto a. C., alrededor del 475,

pero sigue habiendo voces discordantes.Pero ¿es auténtica o es falsa? ¿Es su nombre, es una mujer o ni lo uno ni lo otro? ¿Es un busto, es la mitad superior de una escultura de cuerpo entero, como sus primas y vecinas, las damas del Cerro de los Santos?

En 1995 John F. MofittJohn F. MoffittJohn F. Moffitt - el caso de la dama de Elche, profesor de Arte de la New Mexico State University (EE.UU.), publicó un polémico libro titulado The case of the Lady of Elche (El caso de la Dama de Elche), que sería traducido al castellano al año siguiente. En su libro, Moffitt expone sucintamente: «La Dama de Elche es una hábil falsificación encargada por el dueño de la finca en donde apareció, Manuel Campello, a uno de los más diestros falsificadores de obras de arte del siglo pasado, cuyo nombre era Francisco Pallás y PuigFrancisco Pallás y PuigFrancisco Pallás y PuigArchivos Quart de Poblet».

Reconstrucción del yacimiento en La Alcudia, donde apareció la Dama de Elche, en 1897.
Reconstrucción del yacimiento en La Alcudia, donde apareció la Dama de Elche, en 1897.

Moffitt se convertía así en el abanderado de muchos historiadores de arte que ya antes que él habían pregonado en círculos muy selectos sus serias dudas sobre la autenticidad de la Dama de Elche.

Lo primero que le llamó la atención fue lo extraño que resultaba que una obra de arte ibérico hubiera sido realizada a tamaño natural, algo que se aleja de la norma común en el arte de este período. Por su parte, la base de la Dama, con forma cuadrada, era otro significativo detalle sin igual dentro de la estética ibérica, a lo que habría que sumar su extraordinario y sospechoso magnífico estado de conservación. Tampoco hay precedentes de la existencia de bustos en la estatuaria ibérica, ni de rostros dotados de la personalidad como la figura comentada.

Dama de Elche, 2004, foto sin flash, sin trípode. Museo Arquológico Nacional, Madrid, España.
Dama de Elche, 2004, foto sin flash, sin trípode. Museo Arqueológico Nacional, Madrid, España.

Otro de los detalles figurativos más sorprendentes y que convierten a la Dama de Elche en el punto de mira de los críticos es su tocado «imposible»: dos grandes rodetes cuyo extraordinario peso, siempre según las ideas de Moffitt, harían imposible que cualquier persona pudiera andar con normalidad con tal atuendo.

A los detalles propiamente estilísticos, que un experto en arte ibérico puede o no compartir, Moffitt añadía otras pruebas quizá de más valía: las extrañas circunstancias que se sucedieron durante aquellos días de 1897. El propio testimonio de su verdadero descubridor, un muchacho de catorce años llamado por simple coincidencia Manuel Campello, pero que nada tenía que ver con el médico y dueño de la finca, es esclarecedor. El hallazgo se realizó de forma casual, cuando se hacían obras de allanamiento en la propiedad, para hacer bancales y plantar granados y alfalfa.

En palabras del muchacho, «la tierra que rodeaba a la figura se desprendía con facilidad», por lo que daba la impresión de haber sido puesta allí el día anterior. A nadie le puede pasar inadvertido este extraño detalle. Y si además añadimos que el estrato donde se halló era de época romana, circunstancia que en un principio confundió al profesor García y Bellido para datarla en este momento de la historia, las dudas que se ciernen sobre el busto, al menos, comprensibles.

Curiosamente, y por más que se intentó, el equipo francés del profesor Paris no halló ninguna otra pieza, ni ibérica ni romana, en toda la finca del doctor Campello. Y tuvo que ser este, ¡oh casualidad!, quien diera el 13 de mayo de 1898 con una nueva figura ibérica, tras mandar trabajar con sospechosa precisión a unos obreros suyos en un lugar muy concreto de la misma finca de La Alcudia.

Dama de Elche, descripción de la obra
Dama de Elche, descripción de la obra

Se trataba del fragmento de un guerrero con falcata, la típica espada ibérica, de poco más de 43 centímetros de altura y que hoy se conserva en el mismo museo de Madrid (sala XDC, figura 23). Lo anecdótico de este nuevo hallazgo es que se trataba de una pieza idéntica a otra —postura y mutilaciones hallada dos años antes en el Llano de la Consolación (Albacete) y que hoy día se conserva en el Museo Arqueológico de Murcia.

Según Moffitt, la única persona que pudo haber realizado una obra de tal calidad en aquellos años de fines del siglo XIX fue Francisco Pallás y Puig. Este famoso falsificador, que ya puso en un brete a más de un especialista con dos trípticos pseudogóticos, realizados en marfil en 1895 y que se conservan en la Walters Art Gallery de Baltimore (Estados Unidos), debió de emplear para el trabajo de la Dama diferentes láminas de obras ibéricas auténticas publicadas antes de 1897.

Dama de Elche, descripción de la obra
Dama de Elche, descripción de la obra

Sin embargo, el modelo definitivo, siempre siguiendo a Moffitt, lo obtuvo Pallás de la Damita 7.707 descubierta en el famoso cerro de los Santos de Albacete y conservada en el Museo Arqueológico Nacional. Aparte de ser su inspiración, también fue el foco principal de los errores cometidos por el hábil artista, ya que éste nunca debió de ver la obra original, sino las láminas publicadas en una obra del historiador Paulino Savirón en 1875.

Desde el momento de su publicación en inglés, no fueron pocas las críticas que se erigieron contra las observaciones esgrimidas por Moffitt. Es precisamente el carácter único de la Dama de Elche lo que la hace auténtica, argumentabna muchos para darle carácter de autenticidad. Y en este sentido hay algunos aspectos que son verdaderamente únicos. Manuel Bendala, catedrático de Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid, creía que Moffit pasa por alto la existencia de una fíbula anular que recoge la túnica y que no se conocía en 1897 y que ni siquiera estaba sistematizada en la época en la que Moffit supone que se hizo la falsificación, por lo que el falsificador no la podía conocer.

En consecuencia, el profesor norteamericano John F. Moffit afirmó que la cultura fue falsificada con fines lucrativos y que las circunstancias desde el descubrimiento estaban preparada para que el doctor Campillo, propietario del terreno y arqueólogo aficionado, hiciera un buen negocio al vender la pieza al hispanista francés Pierre París.

La oportuna aparición de la dama, en el contexto del desastre de la pérdida de Cuba y Filipinas, en 1898, sugería una lectura política al demostrar la avanzada civilización que había alcanzado España antes de los tiempos de Roma. De ahí lo oportuno que resultó el hallazgo de la dama de Elche, la cual pudo verse, en fin, como la prueba palpable de ese ideal elusivo

que muchos españoles finiseculares habían estado persiguiendo con tanto ahínco (…) su aspecto era maravillosamente moderno, con un punto de exotismo a lo Moreau, y no pocas evocaciones a la Salambó de Flaubert. La estatua sugería un cierto optimismo histórico, como si anunciará una nueva grandeza para un futuro inmediato…

En cualquier caso, tampoco tenemos que perder los nervios si reconocemos que nos han colado un gol del valor de un Velázquez , un Greco o la tapicería de Goya, entre otras obras de arte, precio que costó al Estado español el regreso de la Dama de Elche y otras esculturas ibéricas desde El Louvre en el año 1941. Sin embargo, las pruebas presentadas por este y otros arqueólogos nos hacen pensar que, al menos, existen serias dudas sobre la autenticidad de la Dama de Elche. La solución del problema vendría de la mano de un simple análisis de los restos de pintura que todavía conserva la pieza. Análisis que todavía nadie ha querido o se ha atrevido a realizar.

La Gran Dama Oferente del cerro de los Santos, posible modelo, según Moffitt, de la falsificación.
La Gran Dama Oferente del cerro de los Santos, posible modelo, según Moffitt, de la falsificación.

La mujer representada viste una túnica, mantilla sostenida por una peineta, que cae atravesada sobre el pecho. Esta mantilla era rojiza y en ella aún quedan restos de pintura gastados. Sobre la mantilla, un gran manto de tela gruesa y pesante que la cubría. Era de color marrón con un ribete rojo. Los labios conservan también restos de su color rojo. Está hecha de caliza fina de color naranja, y la cara tiene el color original de la piedra. Su altura es de 56 centímetros y su perímetro de hombros y pecho de 115 centímetros. Según los estudios realizados, el busto data del Siglo IV A.C., cuando imperaba la cultura Íbera, mucho antes de la dominación de los romanos. A pesar de eso, la influencia de la cultura griega y la fenicia es evidente.

La Dama lleva unas joyas características de los íberos: Unas ruedas que cubren las orejas y que cuelgan de unas cadenas sujetas a una tira de cuero que le ciñe la frente, collares y coronas con pequeñas cadenas y filigranas. Son reproducciones de joyas que tuvieron su origen en Jonia en el siglo VIII A.C. y que después pasaron a Etruria (Italia). En los últimos análisis se descubrió un pequeño fragmento de pan de oro en uno de los pliegues de la espalda. Esto induce a suponer que las joyas de la escultura estaban recubiertas de pan de oro. También en la espalda se descubrió un orificio que hizo suponer que se trataba de una cavidad para contener ofrendas o cenizas, aunque esto no está ni mucho menos confirmado.

Esta pregunta lleva circulando muchos años en los corrillos arqueológicos y no arqueológicos. Dicha polémica la inició el profesor de la Universidad de México, John F. Moffitt, a mediados de la década de los 90 del pasado siglo. Este profesor hizo una lista de «irregularidades» con respecto a la Dama de Elche que, hoy día, siguen sin ser revocadas por el autor, que está a la espera de que le demuestren que es auténtica. Como siempre, en estas cuestiones tan delicadas, se forman dos bandos bien diferenciados, los que defienden la autenticidad y los que sostienen que es falsa. Los argumentos de Moffitt son los siguientes:

  • Circunstancias oscuras del descubrimiento de «La Dama de Elche».
  • Frecuencia de las falsificaciones ibéricas en aquel tiempo.
  • Excelente estado de conservación, altamente sospechoso, de «La Dama de Elche».
  • Carácter «único» y, además, anacrónico de la pieza.
  • Condescendencia a suponerla una imitación de arte griego. No es reparo de fondo, aunque sí de atribución.
  • Exageración de su «carácter ibérico».
  • Se trata de un busto de tamaño natural.
  • Parece ser un retrato y precisamente «muy personal».
  • No es fragmento de una escultura mayor.
  • Falta de antecedente alguno de bustos en la escultura ibera.
  • Esta forma de busto con base cuadrada no se halla tampoco en ninguna de las culturas del Mediterráneo occidental durante el período clásico.
  • En su área de hallazgo, no hay escultura figurativa que se aproxime al tamaño natural.
  • No hay retrato en Híspania hasta la época romana.
  • El cuidado o atención fisonómicos, también ajenos a cultura y época.
  • Si se admitiera excepción a la objeción anterior, no hay sino retratos de héroes y éstos no aparecen hasta Alejandro Magno.
  • Eclecticismo: aspectos ibéricos, púnicos, etruscos, griegos y romanos (= un completo «pastiche»).
  • Los rasgos ibéricos de la Dama aparecen en ilustraciones sobre piezas publicadas antes de 1897. Un eventual falsificador pudo disponer, pues, de abundantes modelos para imitar: contrariamente al parecer, muy enfático, de algunos especialistas.
  • Tales rasgos —¿copiados?— están exagerados o han sido mal comprendidos.
  • Atribución ibérica automática (acrítica) por haber aparecido en La Alcudia.
  • Carácter romano de la mayor parte de dicho yacimiento y particularmente de la estratigrafía donde se produjo el hallazgo.
  • Eclecticismo del supuesto carácter ibérico: pudiera atribuirse incluso a época posmedieval.
  • Nunca se ejecutó en el Mediterráneo occidental una obra comparable. Singularidad absoluta.
  • Acuerdo inexplicable respecto de la sensibilidad estética del tiempo de su hallazgo. Dicho de otro modo, un eventual falsificador trabajó bastante «sobre seguro» en cuanto a la aceptación que pudiera obtener su obra.
  • El «aparato» que sostiene el tocado «barroco» es una invención: no hay precedente.
  • En el lugar del hallazgo, tierra removida y suelta, cuando el resto del campo la presentaba prieta. Datos muy importantes sobre este particula, pues parecen dejar en evidencia que acababa de ser colocada allí la pieza.
  • Sospechosa «oportunidad» del hallazgo, precisamente cuando hubo de producirse la visita del gran especialista francés Fierre París
  • Hallándose la pieza a «cosa de un metro» de la superficie del suelo, en un predio cultivado, ¿es sostenible que nadie, nadie, hubiese acertado a dar un solo golpe de azada en aquel punto durante dos mil años?.
  • Falta de oxidación de la pieza, pese a haber sido tierra regada habitualmente desde tiempo inmemorial.
  • El guerrero mutilado, hallado algo más tarde, a modo de «apoyo» arqueológico a la Dama, por el contrario, más bien confirma el carácter falso de la misma (y es, a su vez, otra falsificación, más clara y no comentada, por cuanto se trata de una pieza sin eco ni relieve algunos).
  • En fin, el argumento arqueológico de la integridad de la pieza (que apenas presenta unos desperfectos mínimos, muy accidentales) se hace más firme, si cabe, cuando se tiene en cuenta que Ilici fue totalmente destruida y todos sus restos aparecen por ello despedazados, como observaba el arqueólogo Ramos Fernández. No sólo es inverosímil hallar una pieza intacta, cuando hubo de ser traída, llevada, tirada, etcétera, puesto que nada en tomo se encontró que aludiera a su prístino emplazamiento; sino que consta que en este lugar precisamente se produjo una destrucción total (de la que se han recogido millares de fragmentos mínimos).

Como puede observarse, una lista de argumentos muy bien explicados que salpican de dudas sobre la autenticidad de nuestra Dama de Elche, pero que también sirven para demostrar lo contrario, es decir, la singularidad de la pieza, lo sorprendente del hallazgo y que se trata de un descubrimiento único, sin ninguna comparación posible.

Sin embargo, hace tres años, investigando sobre el hueco que tiene en la parte posterior la Dama de Elche, se llegó a la conclusión de que se trataba de una urna funeraria. Un equipo de investigación encabezado por María Pilar de Luxán, del Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja del CSIC, detectó partículas carbonosas en el interior de la Dama de Elche. En ellas se identificaron fragmentos ricos en fósforo y calcio con proporciones y composición que indicaban su naturaleza ósea. Su comparación con muestras de otras cenizas de huesos humanos procedentes de otro yacimiento cercano y de carácter íbero demostraron esta teoría.

Los investigadores descubrieron que la capa de yeso que cubría el fondo de la cavidad había sufrido un proceso de recristalización a causa del paso del tiempo y los cambios de temperatura y humedad. En esa recristalización, utilizando técnicas de microscopía, se pudieron identificar partículas carbonosas ocluidas en su interior que no eran detectables a simple vista. Entre estas partículas hallaron diversos fragmentos ricos en calcio y fósforo en proporciones variables, que constataban la existencia de cenizas de origen óseo.

Fue precisamente la investigación que sacó a la luz la función del hueco de su parte posterior la que permitió identificar la edad de la escultura: la alta similitud con los restos iberos datados con los que se comparó, situó la fecha de origen de la Dama entre finales del siglo V y principios del IV a.C. Con esta investigación, además, se descartó que la figura fuese anacrónica o una falsificación del siglo XIX, anulando cualquier supuesta teoría sobre el tema. El profesor Moffit, por tanto, puede retractarse cuando le apetezca.

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