Los alimentos como los conocemos (y comemos) hoy en día, puede que en su forma original no hayan sido así. Esos alimentos naturales que nos pueden parecer apetecibles, hace tiempo no lo eran; incluso algunos han evolucionado de no poderse comer porque nos hubiera matado, hasta ser comestible, atractivo a la vista y con un sabor delicioso. Algunos han pasado de feos y deliciosos a preciosos pero insípidos.
Si hablamos de una de las evoluciones más impresionante es, sin duda, la del tomate. Es la hortaliza con mayor producción mundial. Quien no lo come de forma natural, lo come en salsas o un formato muy popular, sobre todo para los niños: el ketchup.
El ketchup tiene su origen en el siglo XVIII. El nombre proviene del término indonesio Kepac ikan, que es una salsa de soja y pescado. El ketchup original era la versión británica de esta salsa, realizada a partir de vinagre, sal, anchoas y especias, similar a la actual salsa Worcestershire. La primera receta de ketchup de tomate publicada data de 1812 y se la debemos a James Mease, médico y horticultor de Filadelfia. En su libro afirma que es una salsa de origen francés, algo que sabemos que no es cierto, ya que en Francia los tomates y el ketchup se popularizaron casi un siglo después. Posiblemente, se inspirara en la «creole sauce» que utilizaban los criollos franceses que huyeron de Haití después de la independencia de este país.
El tomate es muy popular, pero solo desde hace aproximadamente unos 120 años. Lo que nos deja asombrados es que sus características nutricionales no son justamente especiales. No aporta muchas vitaminas, ni energía, ni proteínas, ni minerales. ¿Que es lo que lo hace tan deseable? Su aspecto. De hecho, la mayoría de variedades actuales de tomate son muy recientes y en poco se parecen a aquellas que colonizaron Europa. Las que llegaron a Italia eran de color amarillo, lo que explica su nombre de “pomodoro” (manzanas de oro). En la actualidad hay variedades para todos los gustos.

Se cultiva bajo licencia, es de color morado y es propiedad de una empresa llamada
Syngenta. Para poder utilizar esta variedad además de pagar la semilla, que no es nada barata, hay que cumplir con una serie de normas, forma de siembra, cuidado y forma de recolección, que aseguran su sabor y textura original. Aquí en España se puede comprar al peso, pero hay sitios como Estados Unidos o Alemania en los que el formato también esta controlado y solamente se encuentra en paquetes de 4 unidades.

No confundir con las fuerzas aéreas británicas (Royal Air Forces). La tres letra significan
«Resistente A Fumonisinas» que es un hongo que ataca a los cereales y tomates. Su origen es netamente español, original de
La Cañada, Almería. Este tomate es grande y muy lobulado, y no suele adquirir el característico color rojo al madurar, sigue siendo verde. Como de todo hay en la viña del señor, los hay que son espectaculares de sabor y otros que son aguachirri con forma de tomate. Para sacarle todo el partido a esta variedad hay que regarlos con agua salobre (salada), a lo que la planta se defiende produciendo azúcares, lo que hace más sabroso el producto final. Si se cumple esta regla, la producción cae en picado y los precios se disparan. Al final manda el precio.

Un caso curioso es el del tomate de cáscara o
Physalis ixocarpa. Era un tomate muy famoso entre los Aztecas, pero que en Europa desapareció. Pero con la explosión de programas de cocina en los que hay que innovar constantemente, se esta utilizando y los restaurantes de alta cocina se usa como decoración comestible a un precio muy elevado.
Y si eres como yo, que solo me lo como restregado en pan o lo pelas, que sepas que en la piel o pericarpio, es donde se acumulan casi todas las moléculas beneficiosas. En cuanto a la belleza, en 2012 se terminó la secuencia genética del tomate. Y esto ¿en que se traduce?. Breve explicación. Los consumidores de tomates normales, los de supermercado, lo que solemos hacer es mirar con el grado de maduración y salud del tomate en el color externo, cuanto más colorado y brillante, mejor. La mejora genética ha llevado a cuidar ese detalle y descuidar el sabor, los famosos azúcares. Por eso encontramos tomates de una belleza extrema y de un sabor que no transmite absolutamente nada. Nos lo hacen entrar por los ojos.
La berenjena (Solanum melongena L.) es la sexta hortaliza con mayor producción a nivel mundial. Tiene la particularidad de ser de las pocas solanáceas cultivadas que no es originaria de América, sino que fue domesticada en la región indo-birmana, probablemente a partir de plantas originarias de África occidental que fueron traídas por comerciantes. Solo puede cultivarse en climas cálidos y existen multitud de variedades que difieren tanto en características de la planta como del fruto. Existen berenjenas de color morado oscuro, violeta, negro, amarillo o blanco, y también pueden ser lisas o estriadas. La pulpa es carnosa, de coloración amarilla, blanca o verde, volviéndose parda al contacto con el aire debido a la oxidación. La variedad que se ha llevado el gato al agua y que acapara casi todo el mercado es la Black beauty. Morada, lisa y de pulpa blanca. Cuando pensamos en una berenjena, normalmente estamos pensando en una Black beauty.

La berenjena es una hortaliza de las más ricas en compuestos fenólicos con gran poder antioxidante, presentes tanto en la piel como en la carne del fruto. La berenjena es rica en conjugados del ácido hidroxicinámico, como el ácido clorogénico o el ácido cafeico. De estos, el ácido clorogénico es el mayoritario, y tiene un poder antioxidante similar a la vitamina C. Como curiosidad, señalar que la berenjena también es muy rica en nicotina, pero normalmente no nos la fumamos —aunque hay gente para todo—, por lo que no hay que preocuparse por sus efectos cancerígenos. La nicotina es la responsable del sabor amargo que produce un ligero escozor en la punta de la lengua al comer berenjenas poco hechas. La nicotina no es la paradoja. Cuando cortamos la berenjena para cocinarla, los compartimientos celulares se destruyen permitiendo que los antioxidantes reaccionen con el oxígeno del aire para dar compuestos de color marrón.
Aquí os dejo a un extenso artículo donde se explican todos los tipos de berenjenas.
Hace aproximadamente siete mil años, se cultivaron los primeros plátanos en las tierras que ahora pertenecen a Papúa Nueva Guinea y en el sudeste asiático. La variedad de plátanos actuales más habitual procede de dos variedades salvajes, «Musa acuminata» y «Musa balbisiana», que tenían semillas duras y grandes como el de la fotografía del plátano primitivo. El Plátano no es un árbol, sino una megaforbia, igual que el Banano, una hierba gigante. Como las demás especies de Musa, carece de verdadero tronco.
Actualmente, hay diferentes técnicas para crear alimentos transgénicos y, según el biotecnólogo J.M. MuletJosé Miguel Mulet
Wikipedia, «la principal es un proceso bastante sencillo basado en utilizar una bacteria que, de forma natural, introduce su ADN dentro del genoma del organismo receptor». Otros procesos son el cultivo de tejidos o la utilización de «microproyectiles». El plátano actual es, en su variedad más consumida, dulce, sabroso, manejable y tiene una cáscara fácil de quitar. Comparada con su antecesor, la fruta tiene semillas mucho más pequeñas, sabe mejor y es más nutritiva. Todos los plátanos que hemos comprado en supermercados desde 1960 son genéticamente idénticos.

Los plátanos sin semilla que encontramos en el supermercado son el resultado de la reproducción entre dos especies de árbol frutal salvaje diferentes. En concreto, la musa acuminata (cuyos frutos tienen un sabor horrible) y la musa balbisiana (que contienen tantas semillas que no te la puedes comer). La naturaleza usa el mismo sistema de prevención para evitar que las plantas híbridas tengan descendencia, así que lo único que queda de las semillas son esos puntitos negros que, por mucho que los plantes y los riegues, nunca van a crecer.
La prueba más antigua que se conoce del uso de zanahorias por parte de humanos, en Afganistán, data del año 3000 a. C. Aquellas zanahorias eran de color púrpura por fuera y amarillas por dentro. En la antigüedad, la zanahoria no siempre se cultivaba por su raíz, como hoy en día, sino por sus hojas y semillas aromáticas, tal como hacemos con sus parientes cercanos el perejil, el hinojo o el comino. Es en el siglo I cuando se documenta el uso de su raíz en fuentes clásicas, aunque en la antigua Grecia y en Roma se utilizaba con fines medicinales, ya que se consideraba un potente afrodisíaco.
La primera zanahoria naranja vino mucho más tarde. Se cultivó en la Holanda del siglo XVI, y fue el resultado de un cruce deliberado para que coincidiese el color del vegetal con el de la casa real holandesa de Orange.
En el siglo XVI, los holandeses eran los principales productores europeos de zanahorias, y todas las variedades modernas descienden de sus cuatro tipos de color naranja: la Early Half Long, la Late Half Long, la Scarlet y la Long Orange.

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