25/04/2024

Estoicismo: que las pasiones no te dominen

Ya me gustaría a mí ser estoico. Creo que a una gran mayoría de nosotros nos encantaría ser estoicos, sería la única forma de tener el control total y absoluto de nuestra vida y de nuestro destino. El estoicismo fue el movimiento más importante e influyente en la filosofía helenística. Tanto que hasta a los padres fundadores de la Iglesia cristiana se vieron influenciados por él. Cierto es que el estoicismo era pagano Pagano, naDel lat. tardío pagānus «pagano», en lat. «aldeano», der. de pagus «aldea», «pago», por alus. a la resistencia del medio rural a la cristianización.1. adj. Que no es cristiano ni de ninguna de las otras grandes religiones monoteístas. Especialmente referido a los antiguos griegos y romanos. U. t. c. s.2. adj. Dicho de una persona: Que no ha sido bautizada. U. t. c. s., y el cristianismo aborrecía lo pagano. Para el cristianismo fue fácil captar del estoicismo aquellos preceptos sobre el deber y la humanidad de los que estaba lejos de querer negar. Todavía hoy la influencia persiste a nivel más mundanoMundano, naDel lat. mundānus.1. adj. Perteneciente o relativo al mundo (‖ sociedad humana). → 2. adj. Dicho de una persona: Inclinada a los placeres y frivolidades de la vida social.3. adj. Perteneciente o relativo al gran mundo.. No solo la palabra «estoico»Estoico, caDel lat. Stoĭcus, y este del gr. Στωϊκός Stōïkós, der. de στοά stoá «pórtico», por el paraje de Atenas así denominado en el que se reunían estos filósofos.1. adj. Fuerte, ecuánime ante la desgracia.2. adj. Perteneciente o relativo al estoicismo. → 3. adj. Dicho de un filósofo: Que sigue la doctrina del estoicismo. U. t. c. s. (sin mayúscula) lo recuerda. En la lengua popular, ser «filósofo»Filósofo, fa Del lat. philosŏphus, y este del gr. φιλόσοφος philósophos1. adj. p. us. Perteneciente o relativo a la filosofía.→ 2. adj. p. us. Que afecta lenguaje y modos de filósofo → 3. m. y f. Persona versada en filosofía. → 4. m. y f. Persona virtuosa y austera que vive retirada y huye de las distracciones y de los lugares muy concurridos. significaba mostrar aquella fortaleza frente a la adversidad recomendada por los escritores estoicos. Este es un pequeño, pero sumamente significativo, ejemplo de la influencia del estoicismo.

Los estoicos ofrecen a quienes se inclinen a tomarlos en serio una serie fascinantes problemas filosóficos. Estaban convencidos de que el universo puede ser reducido a una explicación racional, y de que él mismo es una estructura racionalmente organizada. La filosofía naturalFilosofía natural1. f. filosofía que investiga las leyes de la naturaleza. y la lógica están en fundamental e íntima relación con este fin. En orden a vivir de acuerdo con la Naturaleza, un hombre debe conocer qué hechos son verdaderos, en qué consiste su verdad y cómo una proposición verdadera se relacione con otra. La coherencia del estoicismo se halla basada en la creencia de que los sucesos naturales están tan causalmente relacionados unos con otros que es posible establecer acerca suyo una serie de proposiciones que habilitarán al hombre para proyectar una vida completamente en unidad con la Naturaleza o Dios.

Es la concepción de un mundo estructurado racionalmente según un designio divino (orden metafísicoMetafísicaLa metafísica (del latín metaphysica, y este del griego μετὰ {τὰ} φυσικά, «más allá de la naturaleza») es la rama de la filosofía que estudia la naturaleza, estructura, componentes y principios fundamentales de la realidad.), una organización general que puede ser entendida por la mente humana (orden epistemológicoEpistemologíaDel gr. ἐπιστήμη epistḗmē «conocimiento» y -logía.1. f. Fil. Teoría de los fundamentos y métodos del conocimiento científico. ), y este reflejo de la inteligencia cósmica en la inteligencia individual es el paso previo a la aceptación de la pertenencia del hombre y su conducta a la estructura general (orden éticoÉticaético1, ca Del lat. ethĭcus, y este del gr. ἠθικός ēthikós; la forma f., del lat. tardío ethĭca, y este del gr. ἠθική ēthikḗ.1. adj. Perteneciente o relativo a la ética. → 2. adj. Recto, conforme a la moral. → 3. m. desus. Persona que estudia o enseña moral. → 4. f. Conjunto de normas morales que rigen la conducta de la persona en cualquier ámbito de la vida. Ética profesional, cívica, deportiva. → 5. f. Parte de la filosofía que trata del bien y del fundamento de sus valores.). De la comprensión de la naturaleza y organización del universo dependen no solo la sabiduría, sino el bien y la felicidad.

Vida estoica

Para comprender de forma exacta que era el estoicismo tenemos que comenzar hablando de Diógenes de SínopeDiógenes de Sinope también llamado Diógenes el CínicoDiógenes de Sinope también llamado Diógenes el CínicoWikipedia (c. 404-323 a. C.), un relevante cínico. Diógenes compartía con SócratesSócratesSócratesWikipedia la pasión por la virtud y el rechazo por las comodidades materiales, pero llevo al extremo estas ideas. Defendía que, para llevar una vida buena, una que merezca ser vivida, es necesario liberarse de las restricciones externas que impone la sociedad y del descontento interno que causan el deseo, la emoción y el miedo.  Creía que era posible lograr este estado si uno se contentaba con vivir una vida sencilla, regida por la razón y por los impulsos naturales, si rechazaba las convenciones sin sentir vergüenza y si renunciaba al deseo de posesiones materiales y de comodidad. Los tres pilares en los que se mueve nuestra sociedad actual y que tanto fomentan los medios de comunicación, informativos en las televisiones, la prensa escrita y en sus webs.

Fue el primero de los que recibió el nombre de cínico, término derivado del griego kunikos, «como un perro», lo que transmite la determinación con la que los cínicos desdeñaban todas las formas de costumbres sociales y de etiqueta, y escogían vivir de la forma más natural posible. Afirmaban que cuanto más se lograra aproximarse a esto, tal y como hizo Diógenes, que vivió una vida de pobreza con el único cobijo de una tinaja abandonada, más cerca se estaba de la vida ideal.

Según palabras de Diógenes, la persona más feliz, la que «tiene más», es la que vive en consonancia con el ritmo del mundo natural, libre de las ataduras de las convenciones y de los valores de la sociedad civilizada y, «se contenta con poco».

Tras la muerte de Aristóteles aparecieron dos grandes escuelas de pensamiento filosófico. Una fue la ética hedonista y atea de Epicuro, que ejerció un atractivo limitado, y la otra el estoicismo de Zenón de Citio, mucho más popular y duradero.

Zenón se formó con un discípulo de Diógenes de Sínope, el Cínico, con quien compartía una visión sencilla de la vida. Las especulaciones metafísicas le impacientan y llegó a creer que el cosmos estaba gobernado por leyes naturales, ordenadas por un legislador supremo. Defiende que el hombre es absolutamente incapaz de cambiar esa realidad, por lo que, además de disfrutar de sus muchas ventajas, también ha de aceptar su crueldad e injusticia.

La felicidad consiste en el buen fluir de la vidaZenón de Citio
Sin embargo, Zenón también declara que el ser humano está dotado de un alma racional con la que puede ejercer el libre albedrío. Nadie está obligada a vivir una vida «buena». Es cuestión de cada uno decidir si desea dejar a un lado las cosas sobre las que ejerce escaso o nulo control y ser ajeno al dolor y al placer, a la pobreza y a la riqueza. No obstante, Zenón que cuando una persona decide hacerlo, podrá vivir una vida en armonía con la naturaleza y en todos los aspectos, tanto buenos como malos, y según las reglas del legislador supremo.

El estoicismo encontró seguidores en la mayor parte de la Grecia helenística, pero aún reunión más en el creciente Imperio romano, donde floreció como base para la ética política y social, hasta ser sustituido por el cristianismo en el siglo sexto.

Polis autónomas

ZENÓN DE CITIO (335-263 a. C.)
Zenón nació en Citio, una villa perdida en la isla de Chipre, al lado de Siria y del litoral turco. Era de raza semita, con ascendencia fenicia y emparentado con los turcos que invadieron la isla antes de la llegada de Alejandro MagnoAlejandro el Grande → Alejandro Magno → Alejandro III de MacedoniaAlejandro el Grande → Alejandro Magno → Alejandro III de MacedoniaWikipedia .

Fue fundador del estoicismo, y un gran aficionado a comer higos verdes y tumbarse al sol, lo que conocemos de siempre como la buena vida. Por lo que cuenta Diógenes LaercioDiógenes LaercioDiógenes LaercioWikipedia, no debía de ser de muy buena apariencia: delicado de constitución, el cuello algo torcido, las piernas gruesas, el color de la piel aceitunado, tenía todas las razones para no sentirse agradecido a la naturaleza y aborrecer una vida despreocupada. Le llamaban el «sarmiento egipcio» porque tenía la piel muy morena, todo ello nos hiciera suponer que era de modales bruscos. ¿Cómo puede ser Zenón un tipo de cara ancha, mejillas prominentes, orejas pequeñas, barba triangular y corte de pelo al estilo imperial romano?

Llegó muy joven a Atenas con su padre, dedicado al comercio y a las exportaciones. Trabajó duramente en el negocio familiar hasta que una mañana de duro invierno, mientras viajaba por mar, el sol no quiso despuntar y su barco naufragó al alba cerca del puerto del Pireo, mientras transportaba una carga de púrpura de Fenicia. Tenía entonces 30 años y todavía no había hecho nada por lo que mereciera la pena vivir. Mientras intentaba alcanzar la costa a nado, juró y perjuró dedicarse a la filosofía, si vivía para contarlo. Y, milagrosamente, se salvó.

Lo primero que hizo fue entrar en una tienda de libros, mapas y otros objetos de ciencia donde se puso a hojear los Comentarios de JenofonteJenofonteJenofonteWikipedia. Desde las primeras páginas quedó fascinado por la figura de SócratesSócratesSócratesWikipedia. Leyó cada vez con más ansiedad hasta que en un determinado momento no pudo menos que exclamar: «¡Cómo me gustaría conocer a un hombre de esta clase!». Con cierta atoníaAtoníaDel lat. atonĭa, y este del gr. ἀτονία atonía.1. f. cult. Falta de energía, vigor o fuerza. Atonía mental.2. f. Biol. Falta de tono y de vigor, o debilidad de los tejidos orgánicos, particularmente de los contráctiles. el librero le señaló a un anciano de largos cabellos que atravesaba la calle en ese instante. Era un discípulo de Diógenes de Sinope llamado CratesCrates de TebasCrates de TebasWikipedia que practicaba los principios de la filosofía cínica y que, pese a soportar durante años a Zenón como aprendiz, jamás logró convencerlo de sus ideas

Un día, le puso en la mano una olla de barro cocido, llena de lentejas, y le pidió que la llevara a través del Cerámico, barrio de Atenas en el que se destacaba el comercio de la cerámica. El «fenicio», que así lo llamaba Crates, se negó a hacerlo, aduciendo que no le parecía tarea de un filósofo, sino de un esclavo; ante esto, Crates, con un bastonazo hizo pedazos la olla entre las manos de Zenón, y todas las lentejas fueron a parar sobre su túnica.

Curiosamente, Zenón no era griego, sino un fenicio que acabó en Atenas, sumido en la miseria, debido al naufragio antes comentado. La República de Platón tiene lugar, por supuesto, en el Pireo, y contra Platón escribió Zenón su propia República, que era extremadamente radical, muy admirada y consolidó el prestigio de su autor. Según Plutarco, Zenón argumentó que la organización política no debería basarse en las ciudades, cada una caracterizada por su propio sistema jurídico, sino, por el contrario, en la consideración de todos los seres humanos como conciudadanos. De una manera muy poco griega, la ciudadanía se extendía a las mujeres y a los esclavos. Zenón también argumentaba en contra de la construcción de templos y de juzgados, y denunció el uso del dinero. Estaba a favor de una comunidad abierta de esposas y maridos, y defendía la ropa unisex. Es probable que también defendiera el incesto y el canibalismo. A decir verdad, el radicalismo de Zenón fue el motivo de sonrojo para los posteriores estoicos romanos, como Séneca y Marco Aurelio, cuando le estoicismo gozaba de sanción imperial en los más altos escalafones de la sociedad.

Debemos recordar la conducta de Zenón, seria e irreprochable: ¡evitaba incluso flirtear con los jovencitos! Una o dos prostitutas en toda su vida, lo suficiente para verificar su normalidad. Una noche, cuando una bellísima flautista se le presentó desnuda en el dormitorio, la desvió cortésmente al lecho del más joven de sus alumnos, un tal Perseo. En verdad, era áspero, desconfiado y tacaño. Conviene no excluir la hipótesis de que desviara a la flautista sólo por el temor de tener que pagarle.

Zenón era conocido por su frugalidad, ya que comía alimentos crudos y vestía un manto muy ligero. Aparentemente era indiferente a los efectos de la lluvia, el calor o a las enfermedades dolorosas.

Como muchos filósofos, cultivaba el placer de la réplica ingeniosa. Una vez sorprendió a un esclavo mientras robaba. Le desnudó la espalda y empezó a golpearlo con su bastón. El desdichado entretanto imploraba piedad:

—No es culpa mía, amo; estaba escrito en el destino que debía robar.

—Sí, ya lo sé —le respondió Zenón—, pero también estaba escrito que debías ser castigado a bastonazos.

Un día le dijo a un alumno que no paraba de hablar:

—Tenemos dos orejas y una sola boca, justamente porque debemos escuchar más y hablar menos.

Pasaba de los 50 años cuando se dedicó a enseñar su propia filosofía de la vida. Claro que, al no ser ciudadano griego, Zenón no pudo comprar un edificio, como sería su deseo, y tuvo que conformarse con enseñar al abrigo de un pórtico, stoa en griego como ya hemos indicado. Por esa razón, y sus discípulos pasaron a ser conocido como los estoicos, es decir, «los del pórtico». Defendió públicamente que el hombre debe buscar la felicidad, pero no mediante el placer, sino viviendo de acuerdo con la naturaleza humana, lo que significa aceptar los dictados de la razón, no del instinto.

Tuvo muchísimos alumnos. El cómico Filemón, hablando de Zenón, comentaba: «¡Qué extraña filosofía es ésta, en la que hay un maestro que enseña a tener hambre y tantos discípulos lo oyen extasiados! ¡Yo, como muerto de hambre, soy autodidacta!». Entre esos discípulos recordemos a: el ya nombrado Perseo, también procedente de Citio; Aristón, apodado «Sirena», inventor de la «teoría de la indiferenciaTeoría de la indiferencia → Aristón de QuíosAristón de Quíos negó que la salud, y todo lo similar a ella, sea un indiferente preferido. Llamarlo «indiferente preferido» es equivalente a juzgarlo como bueno, y diferente, prácticamente solo de nombre; porque sin excepción, las cosas indiferentes como la virtud y el vicio no tienen ninguna diferencia, y algunas de ellas son preferidas por naturaleza mientras que otras son menospreciadas, pero frente a las diferentes circunstancias de las ocasiones, ni los que se dice que son preferidos resultan ser que se prefieren incondicionalmente, ni se sostiene que los que se dice que son menospreciados por necesidad son preferidos; porque si los hombres sanos tuvieran que servir a un tirano y fueran destruidos por esta razón, mientras que los enfermos debiesen ser liberados del servicio y, con ello, también de la destrucción, el sabio elegiría en esta circunstancia preferir la enfermedad que la salud. Wikipedia»; Erilo de Calcedonia, Dionisio el Renegado, y los escolarcas, sus sucesores, Cleantes y Crisipo.

Cleantes de Axos, hijo de Fanias, nacido el 331 a. C., era púgil de profesión, ocupación verdaderamente insólita para un filósofo de quien tendríamos derecho a esperar un mínimo de indiferencia y desapego. El caso es que era muy pobre y de un modo u otro se veía obligado a ganarse la vida. Entre muchos otros oficios, cada noche iba a recoger el agua de los pozos para llevarla a los panaderos. Cleantes era pobre, hasta tal punto que, un día, durante un desfile deportivo, una ráfaga de viento le levantó el manto y todos pudieron ver que no llevaba nada debajo y que no poseía ni tan siquiera una túnica. Episodios como éste no hacían más que reforzar su popularidad entre los atenienses.

No fue amigo de filosofías muy profundas y no de aquellos principios que llevaban a una vida virtuosa. Esa falla teórica las suplió una moral del deber por el deber. Tal vez por tener esa moral tan estricta, cuando comprobó que con 70 años no hacía más que dar problemas a los demás, se dejó caer por las escaleras del pórtico donde predicaba, como quien no quiere la cosa, y murió al cabo de dos días.

Otras versiones más elaboradas explican que murió debido a una banal caída que sufrió al salir de la escuela: tropezó en las escaleras del Pórtico. Mientras caía, tuvo tiempo para decir: «Ya vengo, puesto que me llamas», y expiró.

EPICTETO

Epicteto nació en Hierápolis, Frigia (la actual Pamukkale, Turquía) aproximadamente hacia el año 55 d. C., falleció en Nicópolis, Grecia, hacia el 135 d. C. cuando tenía ya cerca de 80 años. Su verdadero nombre, si es que tuvo algún otro, no ha llegado a nosotros. La palabra epiktetos en griego significa «adquirido» o «comprado». Durante sus primeros años fue esclavo de un personaje muy rico del entorno de Nerón y, siendo todavía esclavo, fue discípulo del filósofo estoico romano Musonio RufoCayo o Gayo Musonio RufoCayo o Gayo Musonio RufoWikipedia. Físicamente se hallaba impedido en una pierna y rengueaba; según algunos fue su amo el que se la quebró, según otros se trató de una condición de nacimiento.

No sabemos muy bien cómo fue que obtuvo la libertad, pero lo cierto es que comenzó a enseñar filosofía y, cuando en el año 93, DomicianoTito Flavio DomicianoTito Flavio DomicianoWikipedia expulsó a todos los filósofos de Roma, Epicteto se estableció en la ciudad griega de Nicópolis, donde fundó una escuela filosófica y permaneció hasta su muerte.

Que sepamos, no dejó nada escrito, al igual que Sócrates a quien admiraba. Así como el pensamiento de Sócrates nos ha llegado gracias a su discípulo Platón, del mismo modo conocemos el de Epicteto gracias a su discípulo Lucio Flavio ArrianoLucio Flavio Arriano → Arriano de NicomediaLucio Flavio Arriano → Arriano de NicomediaWikipedia, al que no debemos confundir con ArrioArrioArrioWikipedia de Alejandría, el iniciador de la herejía arriana y que vivió entre los Siglos III y IV d. C.

Lucio Flavio Arriano estudió con Epicteto allá por el 108 d. C. Su obra principal son sus Discursos, de los cuales se conservan cuatro de un total de ocho, y el Enquiridión que significa «Manual» y que contiene las enseñanzas de Epicteto en forma de sentencias cortas que reflejan los dichos del maestro. Según el testimonio de Arriano, cuando escuchaba a Epicteto: «… cualquier cosa que decía, yo tomaba nota de su forma de pensar y de la franqueza de su discurso, palabra por palabra y para mi uso propio».

El Enquiridión o «Manual de Epicteto» no es, pues, un tratado prolijamente elaborado sino un conjunto de notas tomadas por un discípulo. Y es importante tener esto en cuenta ya que, de otro modo, podría cometerse el error de pensar que Epicteto tenía un estilo más bien pobre y la tendencia de saltar de un tema a otro sin una coherencia demasiado estricta. Que ello no es así se infiere fácilmente y no en última instancia de las importantes personalidades que buscaron su consejo. Fueron muchos los que fueron a Nicópolis a escucharlo, entre ellos incluso AdrianoPublio Elio AdrianoPublio Elio AdrianoWikipedia, el emperador.

Epicteto vivió una vida larga, muy sencilla, con muy pocas posesiones personales. Ya a una edad avanzada adoptó a un niño abandonado y lo crio con la ayuda de una mujer que lo atendía. Su preocupación principal fue la ética y la moral, un rasgo que puede decirse que es común a los estoicos, pero en él esta inquietud está enfocada en la «verdadera naturaleza de las cosas» y, dentro de este concepto, hace la distinción de lo que «está bajo nuestro control», vale decir: lo que depende de nosotros mismos, y lo que está «fuera de nuestro control» y por lo tanto depende, ya sea de la Naturaleza misma o bien de los demás. En la primera categoría se incluyen conceptos tales como el razonamiento, el deseo, el rechazo, los impulsos y las pasiones. A la segunda categoría pertenecen la salud, las riquezas materiales, la fama, los honores y cosas similares.

Hecha la distinción, Epicteto establece luego dos conceptos fundamentales: el de la prohairesisProhairesis (en griego antiguo, προαίρεσις; traducido de diversas formas como «carácter moral», «voluntad», «volición», «elección», «intención» o «elección moral» ) es un concepto fundamental en la filosofía Estoico de Epicteto. Representa la elección involucrada en dar o negar el asentimiento a las impresiones (phantasiai). El uso de esta palabra griega fue introducido por primera vez en la filosofía por Aristóteles en la Ética a Nicómaco. Para Epicteto, es la facultad que distingue a los seres humanos de todas las demás criaturas. El concepto de prohairesis juega un papel cardinal en el Discursos y en el Manual: los términos «prohairesis», «prohairético», y «aprohairético» aparecen unas 168 veces. Wikipedia y el de la dihairesisDiairesisDiairesis (en griego antiguo, διαίρεσις, romanizado: diaíresis, «división») es una forma de categorización utilizada en filosofía griega antigua (especialmente platónica) que sirve para sistematizar conceptos y llegar a definiciones. Al definir un concepto usando diairesis, se parte de un concepto amplio, luego se divide en dos o más sub conceptos específicos, y este procedimiento se repite hasta llegar a una definición del concepto deseado. Aparte de esta definición, el procedimiento también da como resultado una taxonomía de otros conceptos, ordenados según una relación general - específica. Wikipedia. La prohairesis —que podríamos traducir libremente por «voluntad» o quizás más correctamente por «libre albedrío»Libre albedrío1. m. Potestad de obrar por reflexión y elección.— es lo que distingue al ser humano de todos los demás seres vivos. En este sentido, según Epicteto, «somos nuestra prohairesis»; vale decir, somos lo que por nuestro libre albedrío hemos decidido ser; somos lo que elegimos. En contrapartida, la dihairesis proviene de Sócrates y PlatónPlatónPlatónWikipedia. Es un método fundado en la posibilidad de dividir grandes grupos en partes relativamente iguales hasta lograr una definición. En Epicteto, la dihairesis es lo que utiliza nuestro libre albedrío para distinguir aquello que está bajo nuestro control de aquello que no lo está.

La conclusión final de esta filosofía es que el bien y el mal se relacionan exclusivamente con nuestra prohairesis, es decir: con nuestro libre albedrío, por lo que no dependen de las cosas externas o circunstanciales. En otras palabras: somos nuestro propio bien y nuestro propio mal, más allá de las circunstancias, puesto que la facultad de elegir reside en nuestro libre albedrío. Somos nosotros los que elegimos. Tenemos la facultad de elegir entre el bien y el mal y, por lo tanto, somos responsables por nuestro propio Destino ya que el mismo está en nuestras propias manos. No así la Fatalidad, que es lo que «nos sucede» y que responde a causas externas fuera de nuestro control, mientras que al Destino lo vamos construyendo con las cosas que hacemos suceder porque las elegimos.

La consecuencia principal de este enfoque es que no debemos permitir que las cosas externas influyan en nuestras determinaciones ni alteren nuestro ánimo. Siendo que no están bajo nuestro control, nada podemos hacer por evitarlas. Pero, en contrapartida, está bajo nuestro control el permitir, o no permitir, que nos afecten. Conociendo, pues, la verdadera «naturaleza de las cosas» —o bien, lo que es lo mismo, el orden imperante en la Naturaleza y el Cosmos— estaremos en condiciones de llevar una vida caracterizada por la serenidad y el equilibrio. No permitiremos que lo externo nos afecte y, ejerciendo nuestra voluntad, no sólo podremos rechazar el mal sino hasta utilizarlo como elemento de aprendizaje para acceder al Supremo Bien.

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