Alcibíades tenía un perro que era la envidia de todos por su tamaño, su porte y su estampa, que había adquirido por 70 minas (o 7 000 dracmas) al que hizo que le cortaran la cola, y eso que la cola que era un elemento destacadísimo de su estilismo. Tanto, que algunos de sus conocidos y amigos se lo comentaron y censuraban. Él riéndose en su cara les decía:
Alcibíades era un joven rico, de abolengoAscendencia ilustre, linaje., muy buena planta, simpático, con un atractivo personal impresionante, con golpes de efecto que dejaban a la gente boquiabierta ─como el que acabamos de explicar anteriormente─, con el fin de ganarse el favor de sus congéneres. Esto mismo lo hacía un demagogo de diccionario: altaneroQue se cree superior a los que le rodean por su posición social o económica o por alguna cualidad especial y que lo demuestra con un trato distante o despreciativo hacia los demás., intrigante, envidioso, excéntrico, pendenciero y con una ambición de protagonismo sin igual. Su opulencia era inconmensurable y sus dispendios inmorales. De vehementeQue se manifiesta con ímpetu, viveza o pasión. elocuencia, sabía que tenía que decir en cada ocasión y además era capaz de decirlo con gracia y soltura. Hasta un rasgo que en los demás era un defecto, la tartamudez, en su caso leve, sabía sacarle partido y convertirlo en un atractivo personal más. Colaboracionista con Esparta, tuvo un hijo con la esposa de su rey, Agias, a la cual sedujo sin remordimientos lo aque lo convertía automáticamente en traidor de Atenas. Estratega consumado, gano a la flota espartana en la batalla de Cícico, aunque por contrapartida perdió en la de Egospótamos. Valiente hasta la temeridad, sus enemigos para acabar con él, tuvieron que herirlo desde la distancia.
Fue definido como:
Original en todo aquello que emprendía, admirado por los jóvenes y aborrecido por los mayores, Aristófanes lo retrato de forma inmejorable en un solo verso como la sociedad ateniense lo tuvo en consideración: