El origen de 100 pequeños elementos del español

de per hoc «por eso».

del latín hodie, de hōc‎ diē «(en) este día».

de agora, y este de hac hora «(en) esta hora».

de loco «en el lugar, allí mismo», y este de locus «lugar». Tuvo el significado de «ahora mismo, al punto», que aún se conserva en algunas zonas.

de {hora} maneāna «{a hora} temprana», de mane «por la mañana».

viene de {cras} mañana «mañana por la mañana» (cras se ve en procrastinar).

de ad heri, de heri también viene hier (antier «anteayer») y comparte origen con yester(day) en la raíz protoindoeuropea *dʰǵʰyes- .

del latín aut, del protoindoeuropeo *h₂ew «fuera de».

de et, y esta de éti «más allá», «sobre». ¿Por qué con y y no con i? En la página 172 de la ortografía de la RAE de 1741 se explica que escribirla así se puso de moda quizá porque la y es más garbosa que la i.

del latín sic «así».

de post «después».

de pora, y este de por a.

de contra, formada a partir de cum + la terminación -tra de intra (de interus) y extra (de exterā {parte}).

de faze a «cara a».

quizá del árabe ḥattá, influido por ad ista «hasta eso» en latín (según el DLE).

de la unión de de, ex y de, todas preposiciones que expresaban origen en latín.

del latín inter.

del latín secundum, literalmente «lo que sigue».

de sub «bajo». No confundir con el so de «so tonto», que viene de seó, apócope de seor, y esta de señor.

de cabde, procedente de «a cabo de».

de versus «girado contra», participio de vertere «girar» (de donde, entre otras, viene vértebra porque en torno a ella gira el hueso).

del latín quem, acusativo de qui «quien».

del latín quomŏdo «en qué modo».

parece que de quam «cómo, como» y dō («entonces»)

adhuc «hasta ahora»; la n es como la que se puso en asín a partir de así (de sic).

de toda y vía, con un significado original de «por todos los caminos» y «en todo tiempo».

de domĭnus «señor», y doña de domĭna «señora». De domĭna también viene dame en francés, de donde salió nuestra dama.

Domingo viene de {dies} dominĭcus «{día} del Señor».

de senior «más viejo», comparativo de senex.

de vusted, y este de vuestra merced.

de maes, que procede del latín magis «más».

del latín alter «otro».

de multus; y de multus viene muito, que en su forma apocopada dio muy.

del latín ipse «el mismo» (curioso que ahora se usa mismo con un valor similar al de los demostrativos).

de ille, illa, illud «aquel, aquella, aquello».

de eccum «he aquí» e ille, illa, illud «aquel».

de illic, a su vez de ille «aquel» y la partícula de refuerzo -c.

de illac, formada sobre illic.

de al rededor, y rededor de derredor, de de y redor, de retro «atrás».

de fueras, del latín foras «fuera», relacionado con la raíz protoindoeuropea *dʰwer- «puerta» (que dio también ‘door’ en inglés)

de deintro, de de + intro «dentro».

de ad ripam «a la orilla».

de laxius «más ampliamente», adverbio comparativo de laxus «amplio», «suelto».

de circa «alrededor», y este de circum, a su vez de circus «círculo».

de centrum, y este del griego kéntron «aguijón», por la punta del compás, que se apoya en el centro.

de promptus, participio de promĕre «sacar», «publicar, revelar».

del latín et cetera «y las cosas restantes».

según el DLE, de aw šá lláh «si Dios quiere».

de inclūsus, participio de inclūdere «incluir», y este de in «en» + claudo «cerrar».

de «añadir delante otro» cum con a mecum «conmigo», tecum «contigo», secum «consigo».

de ge, y este de gelo, a partir de elielo, a su vez de illi illud «a él lo». El otro se viene directamente de se en latín.

de eo, y este de ego.

de meus, con influencia del femenino mea; si no, habría dado mio (como en mio Cid).

del latín vulgar metipsĭmus, con el elemento enfático met, y el superlativo de ipse «el mismo».

de nadi, que procede del latín nati «los nacidos».

del latín {res} nata «{cosa} nacida».

de numquam «nunca», a su vez de ne «no» + unquam «alguna vez».

de iam magis «ya más».

de entonce, y este del latín vulgar intunce, de in «en» y tunc «entonces, luego», a su vez de tum «entonces, luego» y el refuerzo -c.

de mientra, y este de demientra, a su vez del latín dum intĕrim, este último de inter + im (forma antigua de is «este»).

de quasi «como si», «aproximadamente», de quam «como» y sī «si».

de quiçab{e}, forma procedente de qui sabe «quién sabe».

del árabe hispánico fulán, quizá del egipcio pw rn «este hombre».

quizá del árabe man kān «quien sea».

de citano, que viene del latín *scitānus, de scitus «sabido».

de seer, y este del latín sedēre «estar sentado».

del latín stare «estar de pie».

del latín habēre «tener».

del latín tenēre «tener en la mano, mantener».

del latín ire «ir», pero las formas con v– (voy, vas…) del verbo vadēre «ir, andar» y las formas con f- (fui, fuiste, fuera…) del verbo esse «ser» (algunos dicen que de fugere «huir»).

de praesens, -entis, participio de presente de praeesse «estar presente».

de futūrus «lo que ha de ser», participio de futuro de esse «ser».

de gerundum «lo que debe llevarse a cabo», del verbo latino gerere «llevar, llevar a cabo, ejecutar» (de donde vienen también gerente, gesta, gesto, gestión, gestar «llevar encima»…).

de zephyrum, y este del árabe ṣifr «vacío» (de donde viene también cifra; número viene de nem-eso-, de la raíz protoindoeuropea nem- «asignar, tomar», de donde también viene numismática).

de –decim «diez» (en undĕcim «once», duodĕcim «doce», tredĕcim «trece»…).

de -arius (como -ario: primero/primario), pasando por la forma con metátesis del latín vulgar airu.

(en penúltimo o penumbra): de paene- «casi».

de la terminación de acusativo plural del latín (lupos «(a) los lobos», rosas «(a) las rosas»).

de la terminación del perfecto latino –avi, que pasó a –ai y luego a -é (amavi → amai → amé).

de la terminación del perfecto latino –avit, que pasó a –aut y luego a -ó (amavit → amaut → amó).

de la terminación en latín -te, que pasó a -de y luego perdió la -e (cantate → cantade → cantad).

de la terminación -nt de las formas de esta persona en latín, con pérdida de la -t (amant → aman; amabant → amaban).

se dice (por ejemplo, en la NGRALE) que podría venir de ibi «ahí».

del infinitivo + formas de presente de habere (cantar he, cantar has, cantar ha, cantar hemos, cantar heis, cantar han → cantaré, cantarás…).

del infinitivo + formas de imperfecto reducidas de habere (cantar + h(ab)ía, cantar + hías… → cantaría, cantarías…).

de la abreviatura de nn (annus → año), donde una de las enes se escribe arriba y se convierte en la virgulilla o tilde.

de una c que como adorno se ponía encima de la z y que acabó desplazando a la z para abajo. El nombre viene de zedilla, diminutivo de zeda, antiguo nombre de la zeta.

podría venir de la combinación de la a y la d de la preposición latina ad «a».

de «Utqueant laxis
Re sonare fibris
Mira gestorum
Famuli torum
Solve polluti
Labii reatum
Sancte Iohannes»
Versos en honor a San Juan Bautista que escogió Guido de Arezzo porque en cada verso se subía una nota. Ut se cambió por do para mantener el patrón de consonante + vocal (quizá a partir de dominus o del apellido de Giovanni Battista Doni). El nombre de la nota si se puso más tarde, pues antes se consideraba que representaba un sonido diabólico.

del de la letra iota en griego.

podría venir del latín vulgar hacca, voz que representa la aspiración original de la letra.

para diferenciar esta letra de la u cuando iban juntas (igual que en la j, que en su origen era una variante de la i). Recuerda aquí el uso de la h para distinguir entre la u y la v.

del asta que se ponía en la abreviatura de que.

del hecho de que la q en latín siempre aparecía seguida de u.

Aunque en la antigüedad el punto bajo (frente al medio y el alto) representaba una pausa menor, ya en Nebrija pasa a separar frases. Se llamaba colon, nombre tomado del de los miembros que podía separar. El nombre actual viene de punctum, participio de pungere «punzar, pinchar».

Procede de un antiguo signo con forma de punto que separaba unidades menores, también llamadas comas (del griego komma «corte»). Luego se usó una raya oblicua que se curvó adoptando la forma actual.

Antes llamado semicolon, lo introdujo Felipe Mey (hacia 1542-1612) en español con el nombre de colon imperfecto, y ya en sus orígenes tuvo poca aceptación porque los dos puntos tenían entonces una función similar.

Como la altura del signo no era suficiente para distinguir, en época visigótica se utilizaron varios puntos. Los dos puntos, llamados colon perfecto, representaban una pausa intermedia. Más tarde se especializaron en su actual función anunciativa.

No es nada seguro, pero se dice que viene de la simplificación de quaestio «pregunta».

Tampoco es seguro, pero se dice que viene de la simplificación de interjectio (o io, una exclamación de alegría en latín).

Como se explica en la OLE al hablar del calderón (¶), antes se ponía una letra capitular al principio del párrafo, pero muchas veces se dejaba el hueco para ponerla más tarde. El hueco acabó dejándose incluso aunque no fuera a rellenarse con letra capitular porque permitía reconocer dónde empezaba el párrafo.