20/04/2024

El chiste de Jesús y Lázaro

Un día iban dos exploradores por el desierto y en un momento de descanso, uno de ellos ve que sobre la superficie de la arena hay algo que brilla. Picado por la curiosidad decide ver que es, escarba un poco y descubre un libro con las tapas ricamente decoradas. Limpió un poco la cubierta y puede ver el título «La Sagrada Biblia».

Había comenzado a oscurecer por lo que tuvieron que encender una fogata. A todo esto, el explorador que había descubierto el libro se había enfrascado en la lectura de este. Su compañero, cansado, le comentó que se iba a dormir, que ya se verían al día siguiente. El ávido lector le comento que no se preocupara, que lo que estaba leyendo era muy interesante.

A la mañana siguiente, el explorador lector seguía imbuido en su lectura y así es como se lo encontró su compañero recién levantado. Viendo que no había cambiado ni siquiera de posición le preguntó si tan interesante era lo que estaba leyendo a lo que éste respondió:

– siéntate, que te voy a contar una historia de las que he leído durante la noche para que veas tú de qué va esto.

─Escucha, le comento, está es la historia de un tío que se llama Lázaro que tiene un amigo que se llama Jesús. Eran amigos desde la niñez, estudiaron juntos, compartieron novias y algunas cosas más. Por cuestiones de la vida se tuvieron que separar y cada uno tomó un camino distinto. Jesús se fue a estudiar a Estados Unidos neurocirugía y se convirtió en uno de los más eminentes en su campo. Por su parte, Lázaro, un poco más díscolo que Jesús, acabo trabajando para Amazon en Alemania. Jesús decidió regresar a España porque, aunque Estados Unidos le había dado la posibilidad de convertirse en quien era, echaba mucho de menos su patria.

Un buen día estaba Jesús descansando mientras se preparaba para una nueva intervención quirúrgica cuando le llegó la noticia de que Lázaro había sufrido un accidente laboral y estaba ingresado en un hospital alemán en coma inducido desde hacía tres días. Sin pensárselo tan siquiera ni un momento, Jesús decidió que tenía que ir a ver a su amigo y acompañarlo. Lo que no sabía Jesús es que estaba en España y eso era un obstáculo en sí mismo. Lo primero que intentó hacer es buscar un vuelo que le llevará directamente desde Castellón hasta Alemania, ya sabemos lo del aeropuerto de marras. Ahí apareció el primer escollo, tenía que ir a Valencia y esperar dos días para coger un vuelo o viajar hasta Madrid o Barcelona para coger un vuelo directo. El caso es que entre una cosa y otra, la broma le costó otros dos días de su precioso tiempo para llegar a su destino y a Lázaro.

Una vez llegó se encontró con que Lázaro había fallecido hacía dos días, los dos días que había perdido buscando la forma de llegar. Pero viendo que la habían conservado una temperatura bastante baja y que él era especialista justamente en lo que había causado la muerte de Lázaro, habló con el hospital y dijo que le preparara el mejor quirófano que tuvieran, él corría con los gastos, que no se preocuparan. Todo se hizo como él dijo y comenzó una operación contra reloj para intentar revivir a Lázaro.

Jesús puso en práctica todos sus conocimientos y en dos horas y media consiguió que Lázaro volviera a ser el mismo de antes. La amistad y el amor está por encima de todo.

El explorador que se acababa de levantar y todavía no estaba un poco empanado le comentó a su compañero:

–Amos, anda ¿qué me estás contando? Eso suena a rollo macabeo ¿que un tío lleva muerto dos días y que su amigo, por muy neurocirujano bueno que sea, lo revivió y lo trajo del más allá? Eso de una trola que te cagas.

Y el otro, ni corto ni perezoso, le responde:

–Pues si esto te parece una trola, si te lo cuento lo que está escrito aquí lo ibas a flipar.

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