Os voy a contar lo qué me ha pasado con este libro: lo abrí por donde me pillo y decidí que ya no me interesaba. En teoría y en la realidad, Jaime Peñafiel uno de los señores que más sabe sobre casas reales y, en general, sobre cotilleos de la alta sociedad. Nos explica que ha escrito este libro para dejarnos ver a nosotros, humildes súbditos, simples mortales, aquello que no se suele decir en público de ciertas celebridades, dignas o indignas, y sus secretos más íntimos.
No es que sea muy dado a leer este tipo de libros, pero de vez en cuando vienen bien para quitarte de en medio y divertirse con los menos mundano; así que decidí echar un vistazo para ver si me enteraba de algo jugoso que acrecentara mi curiosidad. Y lo encontré, vaya si lo encontré. En el capítulo dedicado a Felipe VIFelipe VI de EspañaWikipedia, titulado «Amigas entrañables», que se puede encontrar en la página 126 de la edición de la editorial Grijalbo, podemos leer en el segundo párrafo:
No es por nada, pero si dices en la portada que vas a contar «los secretos que nunca has contado» y resulta que algo que comidilla de hasta el tonto del pueblo, ya que todos sabemos que el emérito, Juan Carlos IJuan Carlos I de EspañaWikipedia, suele ser del tipo «culo veo, culo quiero», no creo que vayas a aclarar nada de forma categórica sin mojarte. Y este señor ya esta talludito, con lo que este tema en concreto se la tiene que «traer al pairo»Traer al pairoNo importar {una cosa} a alguien..
Igual me estoy perdiendo una obra con un montón de secretos alucinantes simplemente por deducir de la frase «posiblemente con razón» que este libro no va a ir más allá de todo aquello que hemos leído anteriormente o suponemos que hacen estas personas, independientemente del nombre, el rango y el país. Ya sabemos que los ricos y poderosos pueden hacer y deshacer a su gusto y, en el caso del emérito, que suele estar rodeado de palmeros, incluso la pseudo izquierda republicana concida como PSOE, le tapa las vergüenzas.
En fin, esperemos que llegue pronto una República como mandan los cánones y nos deshagamos de esta lacra atemporal que supone una monarquía, por muy parlamentaria que quieran hacerla parecer.