29/03/2024

27 pensamientos recurrentes

Hay momentos de la vida en los que no tenemos ningún control sobre nuestros actos, pensamientos y decisiones. Algunas de las ideas aquí plasmadas son fogonazos que pasan por mi cerebro cuando estoy disperso, distraído o lo tengo aparcado, dejándolo descansar de tanta tontería. El caso es que algunas de estás ideas me parecen realmente útiles. No puedo dejar de escribirlas para que nunca se me olviden y de vez en cuando darles un repaso.

  • Creo que parte del trabajo de tu mejor amigo es borrar inmediatamente antes, o justo después de que mueras, el historial del navegador y destruya toda la información comprometida que tengas en tus discos duros. Es más, decirle a vuestra familia, si es que la tenéis y sois gente normal, que cuando la fecha de caducidad de tu organismo decida que es hora de reciclarte, el disco duro que lleva inscrito en su cara superior, DESTRUIR INMEDIATAMENTE, sea destruido inmediatamente, sin miramientos y sin dudas. En caso de que lo hayan mirado, tendrán otra perspectiva de quien eras en vida y que, realmente, no sabían quién eras.
  • El peor momento de una discusión es justo ese nanosegundo en el que eres consciente de que estás equivocado. Se oye en tu cerebro: autodestrucción en 3, 2, 1…
  • Estoy profundamente arrepentido de todas esas veces que no quise hacer la siesta en mi juventud. Ahora que tengo más de 50 no perdono un momento de hacerla.
  • ¿Cómo diablos se supone que se debe doblar una sábana bajera o de esas que tienen gomas en las esquinas? En mi casa, la señora esposa las dobla mejor ella sola que mi hija y yo juntos. Cosas de haber trabajado de esclava empleada del hogar en casa de señoritos (poner voz de Gracita Morales).
  • Los entierros serían mucho más interesantes si te explicarán cómo murió el muerto, incluyendo toda la carnaza en caso de que la haya, sino, intentar que parezca que el aburrido finado parezca interesante.
  • Las malas decisiones suelen generar buenas historias. Es el antecedente de «el cielo está empedrado de buenas intenciones» o «los cemneterios están abarrotados de héroes».
  • Parece increíble, pero hay momentos en los que sabes que no vas a hacer nada productivo en lo que queda de jornada laboral. Es más, hay días que vas al curro y sabes desde el día anterior que no vas a pegar chapa.
  • ¿Podemos ponernos de acuerdo todos a la hora de obviar el formato que surja de alguna mente calenturienta después del Blu-Ray? No quiero tener que volver a coleccionar todas mis películas en la nueva mierda formato.
  • Siempre me cago de miedo cuando salgo del editor de textos (Word, LibreOffice, OpenOffice, Google Docs, etc.) o de PDF y me pregunta si quiero guardar los cambios del documento en el que tengo abierto un trillón de páginas sobre el que estoy seguro que no he realizado ningún cambio.
  • No lavar a máquina, no utilizar secadora ¿Cómo cojones limpio la cosa está?
  • Odio cuando al intentar desbloquear la pantalla cuando recibo una llamada y han colgado en ese mismo instante que lo consigo mientras exclamo ¿Hola? ¿Hola? ¡JODER! a devolver la llamada de forma inmediata, al otro lado suena infinitamente el pi, pi, pi, hasta que al final, salta el buzón voz. ¿Dónde cojones está quién ha llamado? ¿Ha perdido el teléfono, salió corriendo o se ha evaporado?
  • Odio salir de mi casa con la confianza a «tope de power», con el outfitEs un término proveniente del vocabulario anglosajón, siendo el equivalente de «conjunto», que es utilizado para hacer referencia a la combinación de ropa y accesorios determinados para una época del año, corriente específica de moda u ocasión social. perfecto y no encontrar a nadie de mi círculo de conocidos, lo sumamente importante como para producir reacciones de asombro en todo el santo día. Qué desperdicio, por favor.
  • Guardo algunos números de teléfono de ciertas personas, qué cojones, una montoná de números en mi agenda para poder identificarlos y no responder cuando llaman. Tengo la certeza de que nunca los llamaré. Y además, es imposible borrar un contacto de Android de forma rápida, fácil y en el momento deseado.
  • Creo que los congeladores también merecen que cuando abramos la puerta se ilumine una maravillosa y diminuta bombilla que de una luminosa y clara visión a lo que nos espera en la helada oscuridad.
  • A veces, vuelvo a revisar películas que en mi juventud me pareció fantástica y de una temática impactante y, de repente, me doy cuenta, lo que es de agradecer, que realmente, no tenía idea ni zorra idea de que iba la película cuando la vi la primera vez.
  • Prefiero tratar de llevar todas las bolsas de compra en un solo viaje antes que dar dos o más viajes y quedar como un baldao inútil cuando trato de meter todo lo que he comprado en casa. Cuantas veces mi espalda y mis riñones se han vengado de ello mientras duermo.
  • Conduciendo solo miro por todos los retrovisores varias veces cuando estoy tratando de enviar un WhatsApp o haciendo cualquier otro tipo de gilipollez, no para lo que sirven realmente.
  • Se me hace tremendamente difícil identificar la línea que marca la diferencia entre el aburrimiento y el hambre. Además, creo que están íntimamente relacionados y son proporcionales: cuanto más aburrido, más hambre y cuanto mayor es el hambre, increíblemente insondable es el aburrimiento.
  • ¿Cuántas veces es apropiado decir ¿Qué? ¿Antes de asentir sonriendo, porque todavía no has entendido a tu interlocutor? Es más, puede que no hayas oído ni una sola palabra de lo que te han dicho, solo eres consciente de las veces que has dicho ¿Qué? Y de la impresión de imbécil que se estará llevando de ti.
  • Las camisas, se ensucian. La ropa interior se ensucia. ¿Y los pantalones? Los pantalones nunca se ensucian, y se pueden usar siempre con la mierda acumulada de años, no te quiero decir ya los vaqueros.
  • ¿Soy yo o es que los adolescentes de hoy en día son más tontos conforme pasan los años?
  • No hay peor sensación que ese milisegundo que estás seguro de que vas a morir después de que tu silla se incline hacia atrás un poco más de los 25° que esperabas.
  • Como conductor odio a los peatones y, como peatón, odio a los conductores, pero no importa en que medio de transporte me desplace, siempre odio a los ciclistas. Incluso si voy de ciclista, odio a los otros ciclistas.
  • A veces miro el reloj tres veces consecutivas, incluso más, y todavía no sé qué hora es. Y hay cosas peores aún. Miro el teléfono para saber la hora y cuando lo vuelvo a guardar sé demasiadas cosas que no sabía, menos la hora.
  • Incluso en condiciones ideales, casi todas las personas tienen problemas para encontrar las llaves dentro del bolsillo, el teléfono o situarse en un mapa. Pero yo me apostaría el cuello, y seguro que no lo pierdo, que casi todas las personas que estáis leyendo esto, encontraríais el botón de apagado de la alarma del despertador a 3 metros de distancia en menos de 2 segundos a oscuras y a la primera en cuanto suena. ¿O no?

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