A finales del siglo XVI los aztecas presagiaron que algo iba a trastocar su mundo. En TenochtitlánMéxico-TenochtitlanWikipedia, Moctezuma XocoyotzinMoctezuma XocoyotzinWikipedia que además de emperador también era un poco psicótico, se estaba poniendo muy nervioso, todo porque le habían llegado informaciones de hombres blancos que venían del otro lado del mar, del que ellos no conocían y venían en «torres con alas» y con armas que escupían fuego.
Pero lo temible de aquellos hombres no eran las armas, era algo que traían dentro: la viruelaLa viruela (del latín variola: pústula pequeña)Wikipedia. En la isla de La Española (hoy Haití y la Republica Dominicana) ya habían pasado por ello en 1507, dejando esquilmada a la población india y haciendo los mismos estragos en 1519 en Puerto Rico, Jamaica y Cuba.
En ese mismo instante se producía la llegada de Hernán CortésHernán Cortés de Monroy y Pizarro Altamirano, I marqués del Valle de OaxacaWikipedia y sus 500 soldados. En lo que hoy conocemos como Veracruz quemó sus barcos y así ninguno de sus hombres podría huir. Comenzó a adentrarse zona indígena y tres meses después, en noviembre, llego a Tenochtitlán. Moctezuma le había intentado comprar su alejamiento preventivo obsequiándoles con oro y joyas. No sirvió de nada.
Como buenos líderes, Moctezuma y Cortés comenzaron a recelar el uno de otro. Cortés veía que aunque los trataban a cuerpo de rey, el odio de todos los aztecas se podía palpar. Moctezuma dudaba que Cortés fuera el dios QuetzalcóatlQuetzalcóatl (en nahuatl: Quetzalcōhuātl ‘Serpiente emplumada’, de quetzalli ‘pluma rica, larga y verde’ y cōhuātl ‘serpiente’, forma honorífica: Quetzalcōhuātzin) Wikipedia ya que el español tenía demasiado apego por el oro y no disfrutaba de los sacrificios humanos. Ante tantos temores, Cortés tomó la iniciativa y tomo a Moctezuma como rehén exigiendo todos los tesoros posibles, lo que enervo más aún a los aztecas.
Si las cosas iban mal, aún se iban a poner peor. Ante la codicia desmedida de Cortés, enviaron un destacamento desde Veracruz para avisarle de que se cortará un poco con las presiones, las peticiones y la violencia. Este, a su vez, al ver acudir en su ayuda a Pedro de Alvarado, se sintió liberado y se marchó dejándolo al mando del destacamento de Tenochtitlán y se fue a Veracruz para tomar el mando de las nuevas tropas. Lo que no esperaba, a la vuelta, era la matanza que había realizado Pedro de Alvarado en Tenochtitlán, en la que había asesinado vilmente a cientos de nobles aztecas indefensos.
El 30 de junio de 1520 los españoles intentaron huir de palacio, pero la codicia pudo con ellos. Intentaron llevarse todos los tesoros que podían transportar y al cruzar el río Texoco, mucho se ahogaron por el peso; los que cruzaron no podían correr, eran alcanzados y por supuesto si sobrevivían eran sacrificados a los dioses. Y ese fue el momento en el que el gran sacerdote entro en contacto directo con el virus de la viruela. Por si ya era poco.
La viruela se caracteriza por su facilidad para el contagio y en unas ciudades tan pobladas, este factor se multiplico por mil. A las dos semanas ya estaban la gran mayoría de los indígenas sufriendo las características pústulas de lo que ellos denominaron «el sarpullido», ante la que no contaban con defensas.
Nos salían pústulas en la cara, en el pecho, en el estómago, y estábamos cubiertos de llagas dolorosas de la cabeza a los pies (…)
LA PESTE NEGRA
Cortés regreso para tomar la ciudad con un gran ejército: unos cientos de españoles y miles de indios enemigos de la tiranía azteca. Pero los aztecas, pueblo guerrero, tardaron en darse por vencidos y aguantaron el asedio por tres meses. Cuando los españoles consiguieron entrar no se podía caminar sin pisar algún cadáver. Más de la mitad de la población feneció por culpa de la viruela y los que quedaron lo hicieron en la destrucción de Tenochtitlán a manos de Cortés y los suyos.
Mientras esto ocurría, al sur los incas se expandían a las órdenes de Huayna CápacHuayna CápacWikipedia Inca. En 1527 las guerras seguían entre Inca y los invadidos, pero no contaba con su peor enemigo: la viruela. Esta también se expandía por la costa del Caribe, Colombia, Venezuela con la inestimable ayuda de las increíbles vías de comunicación incas. Cuando la enfermedad llego a Cuzco, enviaron mensaje s a Quito para informar al emperador de lo que estaba ocurriendo.
LA PIEDRA DE LOS 12 ÁNGULOS EN CUZCO
En los primeros meses de 1528, familiares y muchos generales de su ejército habían muerto a causa de la enfermedad transmitida por los españoles y es que la medicina tradicional de los incas no surtía efecto. El emperador intento regresar, pero a unos cientos de kilómetros de su partida, la enfermedad se cebo con ellos. Diezmo a sus acompañantes y decidió construir un edificación de piedra y esperar allí su muerte.
Como no había dejado decidido la sucesión sus dos hijos se enfrentaron y comenzó una cruenta guerra civil. Y en medio de todo esto aparece Francisco Pizarro que rapto al rey Atahualpa que había derrotado a su hermano y pidió como rescate una habitación de oro y el doble de plata.
Después de todo esto, los líderes fueron simples marionetas que iban siendo cambiadas a placer. El pueblo inca tras sufrir más epidemias de viruela, otras enfermedades nuevas, como paperas y sarampión, pasaron de ser siete millones a tan solo un millón en el año 1576.
En total se cree que todas estas enfermedades importadas por los conquistadores eliminaron de la tierra un total de 45 millones de indígenas en todo el continente americano ente 1500 y 1650, lo que se supone que sería el 90 % de la población nativa.
Puedes leer, la guerra de los dos hermanos: división y caída del Imperio Inca o leerlo en esta captura de pantalla.