08/12/2023

La unidad 731

Cuando se piensa en los horrores de la Segunda Guerra Mundial, lo hacemos generalmente en los campos de concentración de los nazis, en los horrores de los trenes de la muerte, en las fosas comunes de Alemania, Polonia y otras partes de Europa. Sin embargo, pocos fijan su atención en la guerra en Asia y, especialmente, los crímenes perpetrados por el Japón, aberraciones que a menudo sobrepasan a aquellas cometidas en los doce años de la dictadura de Adolf HitlerAdolf HitlerWikipedia. En efecto, mientras los alemanes tuvieron que enfrentar la verdad y asumir el control de su destino, su responsabilidad en el holocausto, de no sólo asesinar a judíos, sino a europeos, en nombre de un gobierno que ellos habían elegido y apoyado ciegamente, la historia ha sido muy distinta del otro lado del mundo. Una nación como Alemania, que había dado a la cultura universal músicos tan brillantes como BeethovenLudwig van BeethovenWikipediaSchillerJohann Christoph Friedrich SchillerWikipedia y a autores como GoetheJohann Wolfgang von GoetheWikipedia tenía, por supuesto, muchas más explicaciones que dar del por qué había apoyado a la dictadura criminal de Hitler en su deseo de conquistar al mundo sin importar los medios. Como lo escribió en su momento Emil LudwigEmil LudwigWikipedia, sería la educación la que salvaría a los alemanes de generación en generación, de modo que adquirieran conciencia de su historia y cultura.

En el caso de Japón, a pesar de convertirse en un país pacífico después de finalizar la guerra en 1945, el proceso de reconocimiento de los crimenes de guerra, fue completamente distinto, cuando no inasumible, al que Alemania reconocio y asumió, y que de algún modo la absolvió a Japón, a fuerza de conciencia colectiva pasada de padres a hijos y a veces de abuelos a nietos, de una responsabilidad criminal que les era del todo imposible de eludir.

Componentes de a Unidad 731
Componentes de a Unidad 731

En Japón, si alguien habla hoy de los crímenes perpetrados por el Imperio del Sol Naciente en el sudeste de Asia, China y principalmente ManchuriaManchuriaWikipedia, es considerado un loco o, si la opinión antagonista está de mal humor, un enemigo, un calumniador e incluso un antipatriota. De hecho, en las escuelas se enseña que la lucha japonesa fue honorable bajo el marco de los derechos humanos y el respeto estricto de los protocolos de GinebraLos Convenios de Ginebra y sus Protocolos adicionales son la piedra angular del derecho internacional humanitario, es decir el conjunto de normas jurídicas que regulan las formas en que se pueden librar los conflictos armados y que intentan limitar los efectos de éstos. Protegen a las personas que no participan o que han dejado de participar en las hostilidades. Wikipedia, guerra que perdió por no tener la suerte de su lado, por luchar contra tres potencias a la vez, y algunas escusas más. La historia, según es contada por los historiadores japoneses, es la del criminal que fue a la guerra aluchar por su país y regresó a casa como héroe después de haber realizado grandes acciones por la patria. La negación (al contrario que en el proceso alemán) está a la orden del día incluso en el Japón de nuestro tiempo. El negacionismo de los hechos que vamos a relatar por parte de un gran sector de la población japonesa es total y absoluto, sobre todo por los nacionalistas o patriotas japoneses, lo que vendría a ser la derecha española, que de igual manera niegan la dictadura de Franco o los crimenes por él cometidos durante la guerra y la postguerra.

Antiguo emplazamiento de almacenamiento subterráneo de gas en el Museo de la Unidad 731 en Harbin, provincia de Heilongjiang, China
Antiguo emplazamiento de almacenamiento subterráneo de gas en el Museo de la Unidad 731 en Harbin, provincia de Heilongjiang, China

La historia oscura del imperio japonés en la Segunda Guerra Mundial se compone de numerosos testimonios, fotografías que llegan de sus campos de concentración en Tailandia, Birmania y Singapur, pero sobre todo, de la historia y actividad de la Unidad 731 en Manchuria, a cargo de lo que hoy la prensa amarillista consideraría un «científico chiflado». El grupo de pseudocientíficos de aquella unidad realizó, en tiempo récord, y contando siempre con cobayas vivas y frescas, la más completa y macabra investigación de toda nuestra historia en el campo de las armas biológicas hasta el momento conocida y documentada, un proyecto que fundó la investigación militar biológica y química (secreta en mayor parte) en Estados Unidos, Europa y el resto del mundo. Y que, por supuesto, fue más grande y detallada que cualquier cosa que se haya sabido de los nazis, amantes de los sellos y el papeleo.

Nadie sabe cuándo realmente las armas biológicas comenzaron a ser consideradas potencialmente como útiles para fines bélicos. Hay antecedentes, como el del tártaro que en el siglo XIV, mientras veía a sus hombres caer por una extraña peste durante los tres años que duró el sitio de CaffaCaffa ahora FeodosiyaWikipedia (hoy FeodosiyaFeodosia (en ruso: Феодосия), en ucraniano, Феодосія, en tártaro de Crimea, Kefe es una ciudad portuaria de la Península de Crimea, de iuris ciudad ucraniania, actualmente ocupada de facto por Rusian, que se encuentra en el sureste de la República de Crimea situada en la costa del mar Negro. La ciudad se extiende por 15 km a lo largo de la bahía de Feodosia. La ciudad pertenece al municipio de Feodosia, del cual es la capital administrativa. Wikipedia), tuvo la idea de catapultar los cadáveres sobre las murallas. Por supuesto que los genoveses abandonaron la ciudad rápidamente dejándola a merced de los tártaros, pero a su vez dispersaron como portadores la peste por toda Europa.

Hardin - Unidad 731 - Museo japonés de la guerra de los gérmenes - experimentos de vacío
Hardin – Unidad 731 – Museo japonés de guerra con gérmenes – Experimentos de vacío con personas vivas

Lo cierto es que la guerra biológica adquirió valor, precisamente, en el mismo instrumento que buscó sepultarla para siempre: la Convención de GinebraSe conoce con el nombre de Convenios de Ginebra o Convenciones de Ginebra al conjunto de los cuatro convenios internacionales que regulan el derecho internacional humanitario —también conocido por ello como derecho de Ginebra— cuyo propósito es proteger a las víctimas de los conflictos armados. El primero fue firmado en la localidad suiza de Ginebra en 1864, un año después de la fundación del Comité Internacional de la Cruz Roja, con el fin de «lograr un pequeño ámbito de acuerdo universal sobre ciertos derechos de las personas en tiempo de guerra, específicamente, los derechos del cuadro médico a ser considerado neutral a fin de poder tratar a los heridos». Wikipedia del 17 de junio de 1925, con cuya suscripción las potencias se comprometían a prohibir el uso de armas biológicas. Todos los países que habían salido hace pocos años de la Primera Gran Guerra, firmaron, excepto dos: Estados Unidos, lo que se antoja curioso, si lo vemos desde una perspectiva histórica, puesto que en esos momentos no tenía entonces interés en la investigación de esas armas. El otro, Japón, tenía otra excusa distinta.

A través de la ambición, frialdad y tenacidad de un joven médico militar, el imperio japonés, en sus ansias de expansión y colonización de Asia, comenzó a visionar el método ideal para infectar a sus enemigos y derrotarlos rápidamente, en vista de un proyecto expansionista a nivel mundial que estaba por materializarse en suelo chino. Una década después de los protocolos de Ginebra, el gobierno japonés había dado a un siniestro personaje el presupuesto más grande, el rango militar necesario y había puesto a su servicio al ejército de ocupación en Manchuria para llevar a cabo semejante tarea a órdenes del emperador.

Rápidamente se construyeron edificios, barracones, laboratorios y grandes bodegas de incineración, a las a