19/04/2024

El viaje de Juana la Loca y el cadáver de Felipe el Hermoso

Retrato de Felipe el HermosoHija de los Reyes Católicos, Juana de Castilla fue una mujer preparada, inteligente que se educó con profesores de la talla de Beatriz GalindoBeatriz GalindoBeatriz Galindo «la Latina»Wikipedia «La Latina». Desde joven mostró su carácter complejo que alternaba la melancolía con la euforia, en los que se podía observar episodios místicos que rayaban en lo patológico. Con 16 años sus padres concertaron su matrimonio con el archiduque Felipe de Habsburgo, Duque de Borgoña e hijo del emperador Maximiliano, a fin de estrechar lazos con el Sacro Imperio. El 22 de agosto de 1946 partió hacia Flandes desde Laredo y pocas semanas después, tras un complicado viaje en el que se perdió gran parte de su lujoso ajuar, se encontró con el archiduque Felipe en la pequeña ciudad de Lier donde, ante la pasión súbita que surgió entre los futuros esposos, hubo que improvisar un rápido casamiento. El matrimonio se ratificó cinco días después en la catedral de San Rombout de Malinas, y el 24 de noviembre de 1498 nació la primera de sus hijas, Leonor. Le siguieron, en 1500, Carlos, el futuro emperador, y, un año después, Isabel. Por aquellas fechas, Isabel ya había comenzado a dar síntomas de enajenación mental. Su esposo, un hombre culto y galante, era proclive a la vida que le ofrecía la refinadísima corte flamenca, muy diferente a la castellana, y Juana comenzó a sentir unos celos auténticamente patológicos que se tradujeron en una férrea vigilancia de todos sus movimientos y que causaron, a la larga, el distanciamiento de la pareja.

La muerte del príncipe Juan y de la princesa Isabel, así como la del hijo de ésta, el infante Miguel, acaecidas entre 1497 y 1500, convirtieron a Juana en heredera de Castilla y Aragón y obligaron a los duques de Borgoña a viajar a Castilla para tomar juramento como herederos. Allí nació su hijo Fernando, y fue precisamente lo avanzado del embarazo lo que impidió que Juana siguiera su esposo de regreso a Flandes; separación que sirvió para agravar aún más su estado mental. Se reunió con él meses después y ya no regresó a Castilla hasta que la muerte de su madre hizo necesaria su presencia en el reino.

No obstante, la reina católica Isabel, en previsión de que el estado mental de su hija le impidiera gobernar, había dispuesto en su testamento que, a su muerte, su viudo el rey Fernando desempeñara la regencia.

La decisión fue contestada por Felipe de Borgoña con el argumento de que,como esposo de la soberana, tal responsabilidad le competía. Por fin, ambos contendientes acordaron, Concordia de SalamancaConcordia de SalamancaUn año después de la muerte de Isabel, el 24 de noviembre de 1505, se firmó la Concordia en Salamanca. El mes anterior había sido uno de los más duros en las relaciones entre Fernando y Felipe. Entre lo explicitado, destaca el acuerdo por el que Fernando, Felipe y Juana gobernarían Castilla —al llegar al territorio peninsular, Juana y Felipe serían proclamados reyes propietarios y Fernando, gobernador perpetuo—. Era la primera vez que se reconocía a Felipe como propietario de Castilla junto con su esposa. Asimismo, se repartirían las rentas reales por mitad entre Fernando y el matrimonio y las de los maestrazgos de las órdenes militares enteramente para el Católico. Además, se acordó la provisión alternativa de las vacantes en los cargos, incluidas las de los maestrazgos. Debido a los trastornos mentales que se apreciaban en Juana, se añadió una cláusula por la que el gobierno recaería en Felipe y, en ausencia de este, en Fernando. Wikipedia, desempeñar conjuntamente el gobierno junto a la propia Juana, quien se retiró temporalmente a la corte de Bruselas, donde dio a luz a su quinta hija, la princesa María. De regreso a Castilla, el conflicto se agudizó y Fernando el Católico optó por retirarse a Aragón, mientras que Felipe, apoyado por la nobleza castellana, temerosa de que el Rey Católico primar a los intereses de Aragón a los de Castilla,era proclamado rey en las Cortes de Valladolid. Sin embargo, pocos meses después murió de forma inesperada.

En el momento de su fallecimiento, Felipe el Hermoso se encontraba en Burgos dando rienda suelta a su felicidad ya que había sido nombrado rey de Castilla después de tremendas disputas con su suegro, Fernando el Católico y con las Cortes de Valladolid. Se montaron fiestorros conmemorativos en los que no faltaron fastuosos banquetes, cacerías y juegos florales varios. Felipe era más dado y se aplicaba en ellos con más interés que a los asuntos de Estado. Una tarde de estas, la del 16 de septiembre de 1506, estaba jugando un partido de frontón tras una partida de caza, el rey bebió agua demasiado fría y se produjo un corte de digestión que en definitiva resultaría fatal, a pesar de todos los esfuerzos médicos y los cuidados que le dijo su esposa, que no se separó ni un instante de su lecho. En una carta enviada por uno de los médicos que le atendió se describen algunos de los síntomas de la enfermedad:

Estábase con la calentura y con sentimiento en el costado, y escupía sangre. Y se le hinchó la campanilla, que decimos úvula, tanto que apenas podía hablar.

Pero esto ya iba viento en popa y poco pudieron hacer por su majestad. La noche del 25 del mes corriente, tras dos apenas dos meses y medio de reinado, se apagó su llama en la Casa del CordónEl palacio de los Condestables de Castilla, conocido popularmente como casa del CordónEl palacio de los Condestables de Castilla, conocido popularmente como casa del CordónWikipedia de Burgos con tan solo 28 años. Al momento comenzaron las especulaciones: podía ser, era una idea lanzada a lo loco, que su suegro, el fausto Fernando el Católico, no lo quisiera como era debido por los desplantes que le hacía a la nena y mandó, así como el que no quiere la cosa, darle un poco de veneno, que si esto, que si aquello, que si lo de más alla. Todo esto no pasó de ser una mera especulación. Ya se sabe, chascarillos de la corte. Pero haciendo concordar fechas y enfermedades de esos momentos, podemos especular que hubiese sido nuestra infame amiga la Peste

Francisco Pradilla (1848-1921) - Doña Juana la Loca 1877. Óleo sobre lienzo, 340 x 500 cm. Sala 061
Francisco Pradilla (1848-1921) – Doña Juana la Loca – 1877. Óleo sobre lienzo, 340 x 500 cm. Museo del Prado – Sala 061

 

Juana, que era muy celosa, candidata ideal para Gran Hermano, se quedo compuesta y sin marido al que, por cierto, amaba profundamente, o al menos eso era lo que hemos podido dilucidar vistas sus posteriores actuaciones. Tanto fue así, que el 10 de marzo de 1503 nació su segundo hijo varón, cuarto en descendencia, Fernando, personaje trancendental en el siglo XVI. Desde el nacimiento de su hijo la obsesión de Juana fue partir cuanto antes a reunirse con Felipe, sin preocuparle, aparentemente, la situación en que quedaría al recién nacido. El periodo pasado en España parece poner en duda la teoría de que Juan había estado casi cautivo en Flandes, que su estancia allí había sido un infierno y que la permanencia en España la ayudaría a recuperarse mentalmente. Muy al contrario, su enfermizo amor hacia Felipe le hacía desear con anhelo regresar cuanto antes junto a él, cosa que, indudablemente, no le ocurría a su marido, quien aprovechó la larga ausencia de Juana para establecer nuevas amistades femeninas.

Por su parte, Felipe se casó con ella, dicen, por motivos espuriosEspuriosadjetivo formal - Que es falso, ilegítimo o no auténtico. «no es extraño que la libertad de los lituanos esté muy vinculada a la ruptura de una ligazón espuria»: quería la corona y la muchacha era un impuesto que iba en el paquete.

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volviendo al momento del fallecimiento, la organización de todos los actos corrió a cargo de sus sirvientes borgoñones. el velatorio se dice con el cuerpo del rey sentado en un trono, como si estuviera vivo. Al día siguiente se procedió al embalsamado, cosa costumbre también ajena a los castellanos, que incluso sentían cierto asco ante esas extrañas manipulaciones, puesto que implicaba operaciones que a sus ojos eran más propias de matarifes que de médicos, ya que el cadáver era vaciado de todas sus vísceras, rellenando los espacios libres con conservante y perfumes. El corazón fue recogido en un recipiente metálico y preparado para ser enviado a Flandes. Posiblemente, si Felipe hubiera sido enterrado según las costumbres castellanas el tormento de Juana hubiera sido algo menor, puesto que a los pocos días del fallecimiento el hedor y descomposición de los restos hubiera imposibilitado cualquier acercamiento afectivo y todo intento de mantener abivale lo que tú vea yo que te veíaerto el ataúd, sacando a la pobre reina de su éxtasis.

En este periodo inmediatamente después del fallecimiento de Felipe, según Pedro Mártir de Anglería, la reina conoció a un extraño fraile cartujo que aseguraba que Felipe podía resucitar, porque el conoció un caso semejante en que así había sucedido; fue locura o ánimo de beneficiarse de los desvaríos de Juana, lo único que consiguió este personaje fue desequilibrar aún más la frágil mente de la soberana.

El cadáver de Felipe fue embalsamado para conferirle mayor durabilidad, durabilidad del año 1500, y lo introdujeron en un féretro de plomo que a su vez estaba recubierto de madera y, todo ello, forrado de tela con bonitos bordados de oro. Todo muy cuqui. Fue enterrado en la Cartuja de Miraflores, muy cerca de Burgos. Pero en el mes de noviembre, la reina ordenó que se abriera al ataúd porque quería comprobar que su marido seguía allí. Pero la apertura de féretro era bastante complicada debida a la cantidad de capas protectoras. Una vez se abrió ella palpó el cadáver y comprobó que estaba todavía allí. Pero ¡oh! fatal error, en su testamento, Felipe el Hermoso había dejado escrito que quería ser enterrado en Granada. Nada, pues dicho y hecho, en las Navidades de 1506, Juana mando desenterrar a su esposo, mejor dicho, lo que quedaba de él y comienzó la errante cabalgata funeraria camino de la Alhambra, encabezada por ella misma. Los cartujos se opusieron rotundamente pues la tradición y costumbres castellanas, pensadas fundamentalmente para evitar la propagación de enfermedades infecciosas, impedían el traslado de cadáveres hasta que no hubieran pasado varios meses; pero la reina no aceptó ningún razonamiento. Antes de partir ordenó que todos los embajadores y obispos presentes reconocieran el cadáver, cosa al parecer harto difícil, pues tenía la cabeza cubierta por ventas impregnadas en los productos conservantes que le habían sido aplicados, impidiendo un reconocimiento efectivo, pudiendo haber pertenecido al cuerpo a cualquier otra persona. Por supuesto, nadie osó poner en duda que aquel cadáver pertenecía a Felipe «el Hermoso».

viaje del féretro de Felipe el Hermoso como última voluntad para ser enterrado en Granada.

A Fernando, el rey sobrevenido, padre de la muchacha, la película que se había montado Juana junto con el desprecio que sentía por su yerno, capitidisminuidoDel part. de capitidisminuir. 1. adj. Debilitado, mermado. del todo ya, intento que esa extraña comitiva no traspasara las fronteras de Castilla, intentando por todos los medios «poner palos en las ruedas» de esta para favorecer sus oscuras intenciones. Pedro Mártir de AngleríaPedro Mártir de Anglería, en italiano Pietro Martire dAnghieraPedro Mártir de Anglería, en italiano Pietro Martire dAnghieraWikipedia, Cortesano al servicio de Juana, fue uno de los que integró la comitiva.

Juana, que por aquel entonces ya estaba embarazada de su hija Catalina, comenzó su peculiar periplo por tierras de Castilla. Solo avanzaban de noche, evitando el día y el calor que pudiera dañar los restos fúnebres de su marido. Al llegar a una aldea, se instalaba con su comitiva y el féretro de Felipe era velado por los nobles en la Iglesia del pueblo. Un coro de músicos amenizaba las indefinidas pompas fúnebres. Las iglesias eran iluminadas de noche con centenares de velas y con tanto fuego hubo que lamentar algún conato de incendio, que no pasó a mayores, como el de la Iglesia de Hornillos de Cerrato. Era tanto el empeño de Juana por la iluminación que se gastó más de medio millón de maravedíes en velas.

Para entender el apelativo de Loca que Juana se ganó a pulso, agregaremos el nimio detalle de que mandaba abrir de forma recursiva el féretro, sacar el cadáver embalsamado de su marido y que los nobles que integraban la comitiva fúnebre lo reconocieran, ya que su temor era que en algún pueblo de los que visitaban le hubieran dado el cambiazo y le endosaran un cuerpo de otro. Mira que llevaba Felipe meses muertos y los celos de Juana eran tales que, estando a las puertas del Monasterio de Santa maría de Escobar de Torquemada, en el momento que se enteró de que las que regentaban dicho monasterio eran monjas, no permitió que el féretro fuera instalado allí, teniendo que ésta se lo robaran, haciendo que su comitiva pasar la noche al raso en pleno mes de enero. Cuando el velatorio se hacía en alguna Iglesia del camino cómo está un poco dejaba que ninguna mujer entrara o se acercara al vistoso ataúd.

En enero de 1507, en Torquemada, dio a luz a su hija Catalina de AustriaCatalina de AustriaCatalina de AustriaWikipedia, hija póstuma del finado. Esto retrasó el viajecito. Fernando, mientras tanto, harto de ver a su hija deambular de aquí para allá con el cadáver de su aún más odiado yerno y ante la posibilidad de recurrir en herejía, la mandó llamar para darle un toque de atención. Hay que tener en cuenta que ostentaba el cargo de reina y llevaba unos cuantos meses dejando a su libre albedrío la gestión de sus tierras y sus vasallos. Si a ello añadimos que el populacho empezaba a pensar qué Juana tenía menos luces un barco pirata, y como lo asuntos de Estado se estaban empezando a ponerse un poco desagradables. Además, los nobles, algunos de los cuales se verían forzados a acompañar la comitiva de Juana, estaban cansados y hartos de los desvaríos de su reina.

El rey Fernando consiguió el cortejo fúnebre fuera hasta Tórtoles de Esgueva, cerca de Burgos punto el rey de Aragón recriminó a su hija su actitud y la exhortó a enterrar definitivamente a Felipe y hacerse cargo del Reino que había heredado de su madre, Isabel la Católica. Juana todavía pasó un tiempo en Arcos de la Llana con el cadáver de su marido. La salud de la reina comenzó a deteriorarse ya que no se lavaba, dormía en el suelo y sus paranoias iban en constante aumento.Viaje de Juana «la Loca» con el féretro de su marido Felipe «el Hermoso»Fue así como en 1509, Fernando el Católico decidió que tenía qué enclaustrarla. Pero no como nosotros pensamos, lo hizo en un palacete como correspondía a una dama de su nivel además de intentar que no pareciera que la reina estaba cautiva. Además de los desvaríos de la reina, había también motivaciones políticas. Para forzar este encierro: Fernando se convertía así en el regente de Castilla, función que ejercía desde 1507 y que desempeñaría hasta su muerte en 1516.

El cadáver de Felipe el Hermoso fue depositado, que no enterrado, En la Iglesia del convento de Santa Clara, cerca de Tordesillas. Juana visitaba con asiduidad el féretro de su marido punto allí permaneció el ataúd 15 años, hasta que, en 1525, Carlos I de España decidió que había llegado el momento de cumplir con la última voluntad de su padre y lo llevó a Granada, donde fue sepultado en la capilla real. Juana se uniría a él treinta años después en 1515.

En el tiempo que Fernando estuvo en Andalucía el deterioro físico y psicológico de Juana fue en aumento. Comenzó a descuidar su higiene y aspecto físico; perdió todo orden y horario.

Juana la Loca permaneció recluida durante 46 años en Tordesillas, en compañía de su hija Catalina, que la abandonó en 1525 para casarse con Juan III de Portugal. Nunca perdió la condición de reina y su padre primero, y más tarde su hijo Carlos, gobernarían Castilla Mientras ella envejecía en su Castillo, atormentada por las visiones de un gato gigante qué decía comerse a su familia. Hizo retirar el altar de sus aposentos afirmando que estaba embrujado, y su hijo la obligó a ir a misa y a comulgar, bajo tortura si era necesario. En este país, en aquellos momentos, era más importante la Iglesia qué comer y no se podía permitir que la reina titular renegara de Dios ni de ningún otro Santo.

Juana La Loca, que no era tal, era otra cosa

Según algunas investigaciones recientes, Juana padecía algún tipo de trastorno esquizoafectivoTrastorno esquizoafectivoEl trastorno esquizoafectivo describe un trastorno mental caracterizado por episodios recurrentes de un trastorno del estado de ánimo depresivo o bipolar que cursan en todos los casos con síntomas psicóticos severos. Puede incluir distorsiones en la percepción alternadas y/o simultáneas con episodios maníacos o depresivos. Este deterioro en la percepción o expresión de la realidad puede afectar a los cinco sentidos, pero mayormente se manifiesta en la forma de alucinaciones auditivas, delirios de persecución o grandeza, comportamiento errático, habla y pensamiento desorganizado, con una disfunción social u ocupacional significativa. Normalmente, la sintomatología aparece en la adultez temprana. Wikipedia, algo que hoy en día tiene tratamiento. Quién sabe sí de haberle administrado el famoso litioLitio (medicamento)Las sales de litio, en farmacología, se refiere al uso del ion Li+ como medicamento. Se usan un número de sales químicas de litio como estabilizador de estados anímicos alterados, en especial, el trastorno bipolar. También juegan un papel en el tratamiento de la depresión y en particular de la manía, tanto de modo agudo como de largo plazo. Como estabilizador anímico, el litio es probablemente más efectivo previniendo la manía que la depresión y es capaz de reducir el riesgo de suicidio. En la depresión por sí sola (el trastorno unipolar), el litio se puede usar para aumentar el efecto de otros antidepresivos. Wikipedia, efectivo contra estas oscilaciones del humor, la historia de España podría haber sido otra y si, entonces como el cadáver del pobre Felipe hubiera tenido un final más digno que andar «dando volteretas» por esos campos y aldeas de Castilla.

Ha aparecido una carta del jesuita Francisco de BorjaFrancisco de BorjaFrancisco de BorjaWikipedia, ex duque de Gandía y futuro santo de la Iglesia católica, dirigida al también futuro rey Felipe II, encontrada por José María ZavalaJosé María Zavala ChicharroJosé María Zavala ChicharroWikipedia como relata en su libro Las páginas secretas de la historía, en el 3er capítulo, titulado «¿Estaba poseida Juana la Loca?».

Fechada en mayo de 1554, el clérigo describe en su misiva al que era en ese momento, príncipe Felipe, la enfermedad de su abuela y propone varios remedios; entre ellos, que se impida a las mujeres al servicio de la reina entrar en sus habitaciones, que se coloquen crucifijos en todas las estancias del palacio, y que la propia infeliz oiga misa diaria y, a ser posible, se le lean los Santos Evangelios.

La reina duerme en el suelo, como antes. No se cambia de ropa interior, ni se peina ni se lava la cara. Su falta de higiene es grande, tanto en su rostro como, según dicen, en las demás partes de su cuerpo. Y come en el suelo, en platos de barro, que luego esconde debajo de los muebles. Su vestir es tal que casi no es permitido nombrarlo así. Y todo semejante… Pierde muchas veces la Misa, porque suele almorzar a la hora en que se celebra y no encuentra ocasión de oírla en el resto del día.

Desde principios del año 1552 hasta principios de 1554, Francisco de Borja visitó varias veces a doña Juana. ¿Podría ser la reina víctima de alguna maldición diabólica? A continuación relatamos uno de esos momentos de ira y celos descontrolados.

En la guerra de Flandes, las cosas no iban como ella esperaba y además, Felipe estaba distante. Pronto descubrió que se debía a una relación que tenía con una dama de la corte. Aquí empezó a gestarse una venganza y Juana entró en «modo psicópata» esperando el momento para llevarla a cabo. Un día se encontró a la dama, apartada, leyendo una carta de su amante Felipe y, al ver a Juana, intentó esconder la carta de amor en su pecho. Juana intentó arrebatársela y, en la disputa, la dama trato de hacerla desaparecer introduciéndola en su boca para ingerirla. En la riña, la dama perdió la tocaTocaDe or. inc. 1. f. Prenda de tela con que se cubría la cabeza. 2. f. Prenda de lienzo que, ceñida al rostro, usan las monjas para cubrir la cabeza, y que llevaban antes las viudas y algunas veces las mujeres casadas. 3. f. Tela, especie de beatilla, de que ordinariamente se hacen las tocas. 4. f. Sombrero con ala pequeña, o casquete, que usan las señoras., dejando libres sus largas trenzas que la reina secciono inmediatamente con unas tijeras, además de propiciarle sendos cortes en el rostro con las mismas. 

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