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28/11/2016

Una tradición muy española: el Gordo de Navidad

Contenidos

  • Participantes en el sorteo de la Navidad en 1957. Curiosamente donde se conjugan dos fuerza opuestas: la suerte, la lotería y la mala suerte, en la persona del bizco que hay en la imagen. Diviértete buscando.
  • Todas las bolas que se van introducir en los bombos, desde luego hay que tener suerte.
  • Una de las bolas de la suerte en el momento estelar de caer.
  • En tiempos pretéritos los sorteos eran menos espectaculares, pero no por ello, menos deseados.
  • Todo lo que el Estado hace por la ludopatía y más aún.
  • Personas intentando agenciarse un décimo en Doña Manolita, en la administración de la Puerta del Sol de Madrid.
  • Cumpliendo con el ritual de celebrar que te ha tocado, en este caso, el 2º premio.
  • La típica broma de Montoro exigiendo su parte del pastel.
  • Un puñado de décimos tal y como los conocemos actualmente.
  • Momento del sorteo de Navidad que anima el espíritu de los españoles.
  • Momento tenso en el que se meten las bolas en los bombos. Esperamos que el nuestro sea el primero en salir, con lo que sea de premio, si es el Gordo, mejor.

Décimo de lotería de 1921.El sorteo de Navidad es tan viejo como la Pepa, la Constitución de 1812. En 1812 España se encontraba inmersa en la Guerra de la Independencia contra los franceses. Gobierno necesitaba dinero para financiar la contienda por lo que puso en marcha este sorteo. En Cádiz, donde se celebró ese primer sorteo, cuyos décimos se vendían como números impresos en papeletas. El primer agraciado fue el número 03604. En dos siglos hemos pasado de pagar en reales a hacerlo en euros, y el gordo, que entonces era de 8 000 pesos, a engordado hasta los 400 000 € de hoy en día… antes de impuestos, ya que Hacienda se lleva, sin decir ni mú, el 20 %. A mediados del siglo XIX, pasó algo muy curioso: a un señor de apellido Cordero le tocó el gordo de Navidad, y el Tesoro, que no tenía ni un céntimo, se comprometió a pagarle el premio a plazos.

Participantes en el sorteo de la Navidad en 1957. Curiosamente donde se conjugan dos fuerza opuestas: la suerte, la lotería y la mala suerte, en la persona del bizco que hay en la imagen. Diviértete buscando.

Participantes en el sorteo de la Navidad en 1957. Curiosamente donde se conjugan dos fuerza opuestas: la suerte, la lotería y la mala suerte, en la persona del bizco que hay en la imagen. Diviértete buscando.

Podríamos empezar en la Guerra Civil, cuando se cantaba una lotería republicana, en Madrid, Valencia y Barcelona, y otro nacional, en Sevilla y Burgos. O avanzar hasta 1957, la primera vez que se retransmitió en directo por Televisión Española y los décimos no llegaron a agotarse porque valían el doble. O partir del 22 de diciembre de 1973, precisamente el año en que la radio y televisión callaron a los niños de San Ildefonso (sólo a los niños, que las niñas no comparecieron en esta escena hasta 1984). El Presidente del Gobierno Carrero Blanco había sido asesinado dos días antes, España seguirá de luto y el 34739 se coló en los hogares tímidamente, entre las pausas de la música clásica que solemnizaba el duelo de la nación.

Todas las bolas que se van a introducir en los bombos, desde luego hay que tener suerte.

Todas las bolas que se van introducir en los bombos, desde luego hay que tener suerte.

La participación de los niños de San Ildefonso en la Lotería Nacional (creada en 1763) es una tradición que se remonta a 1771, cuando el primer niño de este colegio cantó un número premiado de la lotería. Desde entonces y hasta hoy, la historia de este colegio ha estado vinculada a estos sorteos. Aunque la razón del inicio de este vínculo no esté definida de forma muy clara, se cree que su origen está en el modelo de financiación que funcionaba en los denominados en aquella época “centros de beneficencia”. Estas instituciones se financiaban a través de donaciones y, como contrapartida, los niños participaban en distintos actos públicos, como acompañar con sus cánticos en las honras fúnebres de diversas personalidades.

Una de las bolas de la suerte en el momento estelar de caer.

Una de las bolas de la suerte en el momento estelar de caer.

Podemos recurrir al recuerdo en cualquiera de las sedes como la de la Dirección de Loterías de en la madrileña calle de Guzmán el Bueno, donde se celebró el sorteo durante cerca de 40 años; o en el Palacio de Congresos y Exposiciones o, desde el 2012, en el Teatro Real. Todo vale para explicar que, en España, la Navidad se adelanta un par de días al nacimiento de Jesús, que la ilusión es un abrigo para las miles de personas que desde noviembre hacen cola en Doña Manolita y que lo importante ─siempre─ es la salud.

En 1942, un obrero ganaba alrededor de 3 000 pesetas al año, y el gordo equivalía al salario de 500 de ellos. Incluso un piso de lujo en la capital estaba al alcance de un bolsillo bendecido por el primer premio, y no digamos ya un coche: el afortunado podía agenciarse hasta una flota de ellos. Pero, como la ley de probabilidad de jugaba siempre en contra, quedaban los otros premios, las aproximaciones y terminaciones, la pedrea y lo puesto, que siempre era mejor que nada.

En 1957, Televisión Española, nacida un año antes, retransmitió el sorteo por primera vez, pero no reemplazó a la radio en la predilección de los españoles. Todos tenían radio, pero muy pocos tenían televisión todavía. Sólo unos años después empezó a cambiar el paisaje. Desaparecieron las pizarras que sembraban la Puerta del Sol de números premiados, y en la Rambla de Barcelona ya no se juntaban tantos para seguir la marcha del sorteo.

En tiempos pretéritos los sorteos eran menos espectaculares, pero no por ello, menos deseados.

En tiempos pretéritos los sorteos eran menos espectaculares, pero no por ello, menos deseados.

Todo cambia, pero hay cosa que permanecen inmutables durante mucho tiempo. Por ejemplo, el interés que suscita la suerte. Si la cita tocaba en día libre, se madrugada igual. Sobre las 8 u las 8:30, el vaso de Cola Cao y las galletas Fontaneda encima del hule, escuchábamos el monótono y delicioso villancico de los niños de San Ildefonso («veinticinco miiiiiiiil pesetas»), que a eso de las 12:15 despedían la función, con la audiencia entregada ya al pincho de tortilla y el vermú Cinzano.

sorteo-loteria-navidad-007Las páginas de los periódicos congregaban al día siguiente a los pocos posibles afortunados que habían comprado los décimos buenos, mientras el resto mascullaba su revés y recordaba los plazos que le quedaban para que la Balay fuera suya.¡Otro año sería! «La suerte le llamó dos veces», decía un monigote en un anuncio publicitario de los años 50. «La suerte me llamó al tocarme la lotería. Y yo he llamado a la suerte al adquirir, con mi premio, un establecimiento comercial sólido, rentable y de porvenir». Así eramos entonces los españoles, prudentes y juiciosos, o así querían vernos.

Todo lo que el Estado hace por la ludopatía y más aún.

Todo lo que el Estado hace por la ludopatía y más aún.

sorteo-loteria-navidad-006La lotería de Navidad era ─y es─ un estado de ánimo. En los años 20, los «golfillos» se emplazaba en las inmediaciones de la Casa de la Moneda, sede del sorteo, para pedir a los ricachones que pasaban por ahí. La Dirección de Loterías de Guzmán el Bueno, sería testigo de la evolución de la sociedad española, desde los maduros aficionados a la lotería, que se sabían todas las estadísticas y anécdotas, a los premios genios del disfraz. ¿quién no se acuerda de el Salvador Benítez de Griñó, a quien los periodista conocían como «El Señor De los botones» o «El loco de Matarraña»? Durante 24 años, hasta que la salud lo abandonó en 2001, este entrañable personaje, superviviente del campo de concentración de Mauthausen y exiliado en Francia hasta la muerte de Franco, fue uno de los protagonistas de la fiesta, con su levita de botones, su paraguas y su chistera.

Personas intentando agenciarse un décimo en Doña Manolita, en la administración de la Puerta del Sol de Madrid.

Personas intentando agenciarse un décimo en Doña Manolita, en la administración de la Puerta del Sol de Madrid.

Al fin y al cabo, el sorteo de Navidad es una tradición y una traición precisa rituales para perpetuarse en el tiempo: Doña Manolita y la Bruixa d’Or en Sort (Lérida), Montserrat Caballé o Justino, rostros que se nos han grabado de los anuncios televisivos de los últimos años, los niños de San Ildefonso, el cava a la puerta de las administraciones de lotería y esos agujeros que vamos a tapar, el blanco y negro de ayer y el color de hoy, la concienzuda crónica en los periódicos y, sobre todo, la gente y su recuerdos.

Cumpliendo con el ritual de celebrar que te ha tocado, en este caso, el 2º premio.

Cumpliendo con el ritual de celebrar que te ha tocado, en este caso, el 2º premio.

Porque el sorteo, y conste que esto no es un anuncio de Loterías y Apuestas del Estado, es esa participación que mandábamos a nuestro tío arropado en una tarjeta navideña, el lotero que se presentaba en la oficina sin avisar y el juego de comprar por Internet un número que coincidía con el día que nació nuestro hijo. Por eso, preferimos mirar para otro lado cuando nos cuenta lo que Hacienda se lleva de nuestros premios, y, aunque con menos ilusión que antes, lo seguimos intentando.

La típica broma de Montoro exigiendo su parte del pastel.

La típica broma de Montoro exigiendo su parte del pastel.

Anécdotas del Gordo de Navidad
  • En espera de romper el maleficio, una fonda de Sant Guim de Freixenet (Segarra) lleva jugando el número 11 457 desde la Navidad de 1903, a pesar que desde entonces no ha obtenido ningún premio importante, aún así este número siempre se agota.
  • Una persona que en 1949 soñó el número exacto del premio ‘Gordo’ o un inmigrante que en 2009 pasó de no tener un euro a engrosar su cuenta bancaria con 300.000 euros.
Un puñado de décimos tal y como los conocemos actualmente.

Un puñado de décimos tal y como los conocemos actualmente.

  • El año 2003, las autoridades de Estados Unidos, Reino Unido y Corea del Sur alertaban a sus ciudadanos de una estafa que utilizaba como excusa la Lotería de Navidad española. Las personas afectadas por este timo recibían en su casa una carta en donde se le comunicaba que habían sido ganadores de un premio pero para recibir el importe, el afortunado debía enviar una cantidad de dinero para los costes de impuestos. Muy parecido a las cartas nigerianas.
  • España sufrió la Guerra Civil entre 1936 y 1939, casi cuatro años en los que el país estuvo paralizado y pocas actividades o momentos de ocio permanecieron en activo. A pesar de ello, la Lotería de Navidad nunca se suspendió.
  • Una de las historias más conocidas del sorteo ocurrió en 1949. Ese año, un malagueño acudió a una Oficina de Correos asegurando que, tras haberlo soñado, el 55.666 sería el número premiado en la Lotería de Navidad. A pesar de los incrédulos, tal y como había predicho, el ‘Gordo’ fue para ese número.
  • En 2002 el sorteo de Navidad se comenzó a cantar en euros, lo cual a nadie le sonó demasiado bien en un primer momento pero con lo que todos nos hemos terminados por familiarizar pasados los años. Los niños de San Ildefonso tardaron en aprender a cantar los premios en euros, ya que las cantidades son más cortas, lo que tuvo como consecuencia que el sorteo en general fuera algo más corto, en torno a los 10 minutos.
Momento del sorteo de Navidad que anima el espíritu de los españoles.

Momento del sorteo de Navidad que anima el espíritu de los españoles.

  • El primer premio más tempranero se entregó en el año 2004. Fue cantado a las 9.15 horas de la mañana cuando sólo llevaba unos minutos el sorteo desde que había comenzado.
  • Si buscamos datos de cómo impacta este sorteo en las arcas del Estado, podemos concluir que el Gordo siempre toca en la Administración. De todo lo recaudado, el 70% se destina a premios y el 30% va directamente a la caja pública. A esto se suma el impuesto para los premios de Lotería, lo que suma un 20% más para premios de más de 2.500€. Para que te hagas una idea, se estima que el año pasado el Estado ingresó 188 millones de € gracias a este sorteo.
  • A lo largo de su historia, el Gordo se ha decantado por un décimo acabado en 5 la mayoría de veces –en concreto, 32-, seguido del 4 y del 6 –con 27 veces, respectivamente-. El 1 es la terminación que menos gusta al Gordo, pues solo ha tocado ocho veces a un número acabado en esta cifra.
Momento tenso en el que se meten las bolas en los bombos. Esperamos que el nuestro sea el primero en salir, con lo que sea de premio, si es el Gordo, mejor.

Momento tenso en el que se meten las bolas en los bombos. Esperamos que el nuestro sea el primero en salir, con lo que sea de premio, si es el Gordo, mejor.

  • El primer premio nunca ha terminado en: 09, 10, 13, 21, 25, 31, 34, 41, 42, 43, 51, 54, 59, 67, 78 y 82. Lo del 13 es especialmente llamativo, puesto que es una de las terminaciones más demandadas año tras año.
  • En el sorteo hay dos tipos de bolas diferentes, correspondientes a los números y a premios. Todas ellas están fabricadas en madera de boj, pesan 3 gramos y llevan grabados los números y/o letras con láser. El suelo de la sede que acoge los sorteos de Navidad está forrado con moqueta para que en caso de que alguna bola se caiga de las manos de los niños la misma no pueda rodar.
  • En 1920 un ganador del primer premio recibía más de 3 millones de euros por cada euro jugado. Actualmente son 20.000 euros por cada uno jugado.
  • Tres son las personas encargadas de precintar el salón la noche previa al sorteo. Se les llama claveros y son los únicos que tienen llave para abrir el 22 de diciembre la puerta del estrado.

36580

Pedro Tomás

Para todas esas personas que dicen que no tienen tiempo para nada. No me jodas, guarda 5 minutos de tu vida al día, y lee algo, que es muy sencillo. Será posible. Desde luego.

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