23/04/2024

Del «enterao» al «desconectao»: Ignacio Varela

Del «enteraó» al «desconectaó»: Las 10 especies zoológicas fácilmente reconocibles. Esto es la transcripcion casi exacta de la exposición que hizo el periodista Ignacio Varela en «Por fin no es lunes», programa de radio que se emite sábados y domingos por la mañana en Onda Cero presentado por Jaime Cantizano.

Ignacio Varela
Ignacio Varela

Me ha costado trabajo encontrar un título para esto que vamos a hacer ahora. El «concepto» que dicen. Y al final lo he encontrado en un término castellano muy en desuso que es la urbanidad, nada que ver con urbano, claro. La Academia define la urbanidad como cortesanía, comedimiento, atención y buen modo. De hecho, hace tiempo, había una asignatura que te ponían nota de urbanidad. No sólo están desuso el vocablo, sino que también está en desuso la práctica de estas cuatro virtudes. ¿Cuántos de nosotros acudimos a un espacio público, una competición deportiva, restaurante o simplemente en la calle y nos comportamos como cortesanía, comedimiento, atención y buen modo? Pues preparando este pensamiento me ha dado por hacer una lista de 10 especies «zoológicas», fácilmente reconocibles, porque están entre nosotros, es más porque casi todos de una o de otra manera formamos parte de ella, y que levante la mano el que no se haya comportado de estas maneras. Imaginemos que estamos en uno de estos lugares públicos y vamos a ir identificando a la fauna.

El primer ejemplar peligroso es [intense_highlight color=”#0f587d” font_color=”#ffff66″]el entusiasta[/intense_highlight]. En el fútbol los llaman forofos, en la música, fans. Éste es el del en un concierto al que acudes a escuchar a un cantante que te gusta, pues, se sabe todas las canciones de memoria y según empieza a cantar el cantante las corea, más bien las berrea a la vez que el propio cantante, normalmente desafinando de forma horrísona, de tal forma que si estás cerca de él y si tienes interés en escuchar al artista, estás perdido, tapa la voz del artista, claro, de las está berreando al lado y tú has ido a oír a Serrat pero no estás oyendo a Serrat, sino que estás oyendo al fan de al lado que está destrozando la canción. El entusiasta en el fútbol es el que ante cualquier jugada de peligro se pone de pie de antemano cantando el gol y te impide ver el final de la jugada. Y el entusiasta en un restaurante es el que se empeña en decirte que lo que tienes que comer en ese sitio que conoce el mejor que nadie, y es que no te deja ni ver la carta. «Aquí lo que hay que pedir es los mejillones al vapor» y como no pidas mejillones al vapor se ofende. Pero, en fin.

Luego está [intense_highlight color=”#0f587d” font_color=”#ffff66″]el enteraó[/intense_highlight]. Es una gran figura. Éste es el que sabe todo sobre la película que vas a ver o la música que vas a escuchar, y se empeña en darte una clase antes de empezar dando por supuesto, naturalmente, que sin su ayuda o sus explicaciones no te vas a enterar de nada. Una variante del enterado es [intense_highlight color=”#0f587d” font_color=”#ffff66″]el empollón[/intense_highlight], que es el que se ha estudiado la ficha técnica de la película y sale del cine elogiando el trabajo del segundo ayudante de cámara, en vez de decir si la película le ha divertido o no. O va a un concierto de música clásica y cuando sale te dice «¿te diste cuenta cómo entró a destiempo el tercer violín en ese acorde del primer movimiento?». Y ti que te ha encantado el concierto, pues te ha hundido la moral porque has sido incapaz de darte cuenta de algo tan garrafal. El enterado, además, suele presumir de conocer personalmente a los artistas y le encanta desmitificarlos y te dice: «no creas, en persona no vale nada, el que de verdad sabe es el hermano, si quieres un día te lo presento y tal». En fin, está claro que nunca te lo va a presentar.

Luego hay otra especie que es [intense_highlight color=”#0f587d” font_color=”#ffff66″]el desconectado[/intense_highlight]. Se supone que cuando tú vas a un espectáculo es porque te gusta, te interesa lo que vas a ver, sabes algo de ello y pones toda tu atención y… El desconectado no está allí, el desconectado pasa por allí. En realidad, ha ido porque se supone que hay que ir, pero, está a otra bola. ¿Cuánta, en fin, cuanto daño han hecho algunas guías del ocio? Éste es el que, en los museos, en lugar de mirar los cuadros, se hace selfies delante de los cuadros, el que va por las ciudades leyendo las guías en lugar de mirar lo que tiene delante o el que en un concierto lo único que hace es hacer fotos con el móvil, o, whatssapear como un descosido. Una variante del desconectado es el Gregorio, perdón el gregario, que es el que va, como dice el refrán, «dónde va Vicente va la gente», porque hay que ir, porque luego en la cena del viernes hay que explicar que tú has estado viendo esa película o en ese concierto, que en verdad ni te interesa ni entiendes ni tiene nada que ver contigo.

Vamos aumentando en peligrosidad ¿eh? Llega [intense_highlight color=”#0f587d” font_color=”#ffff66″]el destripador[/intense_highlight], que no sólo es el tipo del spoiler, que te cuenta el argumento y el final de la serie, que, por cierto, supongo que meterán en el código penal este que quiere hacer Pedro Sánchez, en el nuevo, al del spoiler. Sí, sí, junto con la sedición, la rebelión, el spoiler tiene que entrar. También está el que te avisa y te dice: «no te pierdas la escena de la pelea en el bar, hay un plano secuencia espectacular». O aún peor, «la novela está muy bien al principio, pero la segunda mitad se te hace pesada». Ya te ha jodido. Cosas semejantes ¿no?

El contrario del enterado, es [intense_highlight color=”#0f587d” font_color=”#ffff66″]el que no se entera de nada[/intense_highlight], el que la mitad de El Padrino, ya no sabe de qué va el personaje de Michael Corleone, y sigue creyendo que es el hermano bueno. O que cuando un jugador está a 40 metros del área empieza gritar: tira, tira. O aún peor: «pásasela al nueve» sin darse cuenta de que el nueve está a 20 metros en fuera de juego, cosa que ha visto el estadio entero menos él. Para este todo lo que no es expreso, es oscuro directamente. Y vamos llegando a los casos…

[themify_box] Aquí el presentador del programa hace un inciso:

─ Perdóname, perdóname, una cosa como una cuestión. ¿En cuántas reuniones has estado tú, has participado a lo largo de su carrera profesional en la que hay una persona que no dice nada a lo largo de la reunión, de pronto la interrumpe, para indicar algo que no tiene nada que ver con la conversación que se mantiene y hay un silencio absoluto del resto de los presentes?

─ Es que estoy pensando en una persona muy en concreto y no voy, no, no, no…

─ ¿No vas a dar una pista?

─ No, no, no, no, no…

─ ¿Pero tiene responsabilidad política?

─ Digamos que sí, bueno…, es que me has hecho una pregunta que…
[/themify_box]

Vamos llegando a los casos más graves y más irritantes. El [intense_tooltip title=”Causar admiración o gran asombro a una persona.”][intense_highlight color=”#0f587d” font_color=”#ffff66″]epatador[/intense_highlight][/intense_tooltip], no tiene que ver con patadas, sino con aquello que llaman los franceses (no fui capaz de comprenderlo). Aquel que quiere epatar siempre con juicios contundentes, que siempre van sistemáticamente, en contra de la corriente. Cuando ves una corrida de toros, el torero ha triunfado y toda la plaza lo está aclamando, siempre hay uno que está de pie haciendo ostentosamente gestos negativos ¿no? Es el que en una conversación literaria te pone la mano en el hombro y te dice: «no te engañes, el Quijote está muy sobrevalorado». O «en realidad, John Ford, es un homosexual reprimido». Cosas de este tipo ¿no? Hay una escena maravillosa Annie Hall donde un tipo de cola del cine está pontificando disparates sobre (Marshall) McLuhan y entonces Woody Allen saca al tipo detrás de una columna para que Macluhan le explique, un tipo que, en fin, no tiene ni idea. Bueno, a éstos en realidad, el antídoto es muy fácil, porque basta con hacerles la pregunta mortal, que decía Isabel, la pregunta mortal es ¿por qué? Cuando te hacen la frase está, rotunda, en vez de ponerte las manos en la cabeza o de decirle lo que estás pensando sobre ellos, les preguntas ¿por qué? Explícamelo por favor y ya están desarmados, los has matado.

Bien, tenemos [intense_highlight color=”#0f587d” font_color=”#ffff66″]el papanatas[/intense_highlight], que es lo contrario que el epatador, que es el que se lo come todo. Éste es el que ha oído que José de Tomás es un artista y antes de que dé el primer paso ya está exclamando «¡qué maravilla!». Le han dicho que Carlos Alsina hace unas entrevistas estupendas pero muy exigentes, y cuando todavía está saludando al entrevistado ya te comenta «¡qué bárbaro! Ya lo tiene acorralado». O le llega el balón a Messi que lo devuelve y comenta «¡qué talento tiene este tipo!». Bueno yo a éste le llamo el hombre de las etiquetas ¿no? Tiene la etiqueta y bueno, le da igual.

Tipos de personas

Y luego ya, mis favoritos, al revés, o sea, a los que más detesto.

Uno es [intense_highlight color=”#0f587d” font_color=”#ffff66″]el desconsiderado[/intense_highlight], el grosero, irrespetuoso, llámalo como quieras. Proliferan mucho en los restaurantes y hay varias modalidades. Una muy españolas: los que gritan como si fuera el fin del mundo. Mesas de diez personas, salir huyendo, por favor. O sea, yo entro en un restaurante y veo una mesa de diez españoles comiendo juntos, y ya está, salgo huyendo, me voy al bar de al lado o a casa… Los decibelios que se alcanzan en un restaurante español son un auténtico atentado contra la salud pública, no quiero mencionar cuando ese grupo sale a la calle a la una de la madrugada y hace una despedida de media hora a grito pelado, en la calle, en un patio de vecinos donde hay gente durmiendo y, bueno, tal… Y entonces se despiden vociferando, prolongando la conversación.

Luego está [intense_highlight color=”#0f587d” font_color=”#ffff66″]el que siempre conoce algo mejor de lo que le ofrecen[/intense_highlight]. Tú llevas a un tipo con restaurantes de pescado, por ejemplo, que te gusta y tal, y lo llevas con toda la ilusión para que lo conozca y en cuanto le ponen la merluza delante, lo primero que te suelta es «para buena merluza la que dan no sé dónde», y además no solo te lo dice sólo a ti, sino que lo suele decir delante del camarero, o del maître, o incluso cuando te invitan a una casa, ¿verdad?, La señora que se ha pasado dos días preparando la comida y saca, pues, qué se yo, una fabada y tal, nunca falta el que dice «bueno, bueno, fabadas, las de no sé dónde», «está muy buena, pero las de casa…». Maravilloso, es una falta de educación, dan ganas de ponerla fabada por sombrero y decirle: mire…

Y luego está, esto lo sufrimos mucho los que nos dedicamos a esto, él que te atiza sus opiniones políticas sin preguntarte. Dice «¡Ah!¿tú te dedicas a la política? ¿No crees que este gobierno es una mierda?» A mí siempre me dan ganas, aunque no sea cierto en absoluto, mire yo es que trabajó para el gobierno ¿no?, o sea, el imprudente absoluto. Y tal…

Y luego ya, mi favorito, el único que ha conseguido ponerme varias veces al borde del altercado público, y esto pasa sobre todo en el cine, es [intense_highlight color=”#0f587d” font_color=”#ffff66″]el comentarista[/intense_highlight], es el que, claro es que hay algunos cines que ofrecen un servicio adicional, y es que te ponen un tipo en la fila de atrás para que te explique la película a los que no la entendemos ¿no? y eso no debería anunciar porque es un servicio extra. Es éste que se sienta en la fila de atrás y se pasa la película comentándola para ti que no la entiendes o haciendo comentarios como el que decíamos antes, yo, no sé qué le pasa la torre Eiffel, pero es verdad, pero que cada vez que aparece, yo no recuerdo haber visto la película en la que aparezca la torre Eiffel y que no haya habido alrededor de mi a alguien que diga «París» y a continuación «yo he estado ahí». No falla, no, no. O diciendo obviedades, incluso hablando de sus cosas, ya te digo que he tenido algunos cuantos altercados como estos, en fin, esta es una galería. Por favor, que levante la mano el que no conozca alguno de estos tipos, y llevo todo el rato diciendo tipos, porque se da mucho más entre los hombres que entre las mujeres. O sea, todos estos, en fin, comportamientos, la frecuencia estadística en el género masculino es sospechosa. Y por favor, quien no haya hecho nunca alguna de estas cosas.

Y si quieres escucharlo, aquí lo tienes.

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